Si estas leyendo esto seguramente seas un corredor de los que se le denominan del montón, como yo, o quizás seas de esos que llegan destrozando el crono, incluso pude que seas de los que cierran la meta. Seas cual seas, a todos nos une algo y es correr, no sabemos muy bien porque pero corremos y lo peor es que no podemos parar.
Si a nosotros mismos nos cuesta entender el motivo del porque lo hacemos imagínate lo difícil que sera para alguien que no corre, que normalmente es el 90% de la gente que te rodea. Esos que no corren no entienden muy bien porque lo haces si sabes que no tienes muchas opciones de ganar. Llevo muchas carreras realizadas en estos años y practicando deporte toda mi vida y aunque soy del montón disfruto de cada carrera como el que más y al final de cada una de ellas mis sentimientos son de haber ganado aunque haya quedado el 250 de la general, esto solo lo entiende el que corre y no pretendo que nadie más lo entienda, pero por favor podéis ahorrarse frases como, “que tal la carrera ¿has ganado algo?” joder si he ganado, pero como te lo explico. Esto ultimo es lo que pasa por mi cabeza pero no lo suelto, en cambio pongo ciento una excusas para poder justificar porque he llegado una hora y media después del primero, que realmente no es mi excusa sino la suya.
Para que entrar en detalles de lo que significa para mi el simple hecho de terminar, no lo entendería si no corre, esto es así.
Por el contrario, un corredor sabe las razones por las que participa en carreras y entrena día tras día, al igual que sabe que sus oponentes no son solo los demás corredores, son el no puedo, las excusas, las estadísticas, el quizás el año que viene, el me quedo en el próximo avituallamiento y muchas más que nos convierten en nuestro mayor oponente.
No pretendo que entendáis mi locura, pero recordad que después de cada carrera siempre gano.
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