Me disponía a exponer mi opinión sobre el proceso al juez Garzón por su causa contra el Franquismo, del que por razones que no vienen al caso no he podido ocuparme últimamente, cuando me he encontrado con que ya la escribí el 15 de septiembre de 2009. Siete meses después, la mantengo de cabo a rabo, por lo que la entrecomillo aquí con sus negritas y sus enlaces, y añado algunas consideraciones:
"No tuve tiempo de comentar la semana pasada la causa que se sigue contra Baltasar Garzón por presunta prevaricación al abrir un proceso contra el Franquismo a sabiendas de que no era competente, como acabó reconociendo él mismo. En numerosas entradas en este blog (enlazo aquí tres ejemplos: 1, 2 y 3) fui crítico con Garzón por su extravagancia y su desorbitado afán de protagonismo en este caso, en el que se enfrentó a cara de perro al fiscal Javier Zaragoza, que estuvo mucho más ajustado a Derecho.
Ahora bien, una cosa es criticar la megalomanía del juez-Sol, incluso sancionarle desde el CGPJ por gastar tiempo y recursos en asuntos que no le competen, y otra procesarle por prevaricación, como ha conseguido la asociación ultraderechista Manos Limpias. La prevaricación de un juez, apenas castigada en el Código Penal y menos aún por sus compañeros, como se vio en el caso del juez Urquía, se produce a mi entender cuando el juez dicta una resolución manifiestamente injusta a sabiendas de que perjudica a una de las partes o beneficia a quien no lo merece. Es decir, cuando comete una injusticia por el motivo que sea, normalmente económico o de amistad. En este caso, no hay injusticia porque no hay parte perjudicada ni ha beneficiado a nadie que no lo merezca. Bueno, sí, se perjudicó a sí mismo, pero sin que fuera ésa su intención".
Consideraciones:
1. Uno de los magistrados firmantes de la sentencia del juez Urquía fue Luciano Varela, el instructor de este proceso contra Garzón. A mí me parece mucho más grave lo de Urquía que lo de Garzón. A Varela parece que no.
2. Con los criterios utilizados para sentar en el banquillo a Garzón, los afectados por el cierre del diario Egunkaria podrían acusar de prevaricación al juez Del Olmo, que tampoco tenía potestad para cerrar el periódico, como dice la sentencia.
3. A mí el que me parece grave de los procesos contra Garzón, a la espera de ver si se confirman los indicios, es el del archivo de la causa contra Emilio Botín después de que el Santander financiase unos cursos que impartía en Estados Unidos. Se parece más a lo del juez Urquía, salvando las distancias, sobre todo entre Roca y Botín.
4. Sería bueno que Garzón dejara de ser juez de la Audiencia Nacional. Este órgano judicial tiene que ser noticia por los casos que instruye y juzga, no por sus jueces. Que se dedique a recibir homenajes y a dar conferencias, que ya ha cumplido como juez.