Hoy por fin he salido a correr, después de no hacerlo desde el 31 de diciembre… comenzando el 2021 con dos días de descanso, más o menos obligado por temas laborales, aunque esto siempre es una excusa, porque para la San Silvestre virtual me pegué el gran madrugón (pero bueno de las excusas en el running hablaré otro día…).
El caso es que hoy tocaba volver a sentir el asfalto en los pies, y las sensaciones placenteras que normalmente suele proporcionar el running… pero me he encontrado con viento y frío, mucho viento y mucho frío mejor dicho, a pesar de ir con pantalón largo y la típica sudadera Kalenji (con la respectiva térmica debajo) la verdad es que me ha costado la vida conseguir completar unos 6 km.
Y siempre pasa igual, el primer entreno del año suele salir de pena (o al menos eso es lo que me ocurre) da igual si es el día 1 o el 3… ¿será el efecto de los turrones, el pannettone, las gambas, el jamón…?
No es la primera vez que después de la obligada San Silvestre (que en condiciones normales, sin pandemias ni hostias se celebra por la tarde), justo el día 1, me pego el madrugón para salir a correr, con la correspondiente resaca de haber dormido más bien poco, pero demostrándome a mí mismo que este año voy a ganar algo (vamos que empiezo el año haciendo el gilipollas…), viendo como en la calle no hay nadie.
«Anda, vete a comprar unos churros y a despertar a tu mujer que aún estás a tiempo a estas horas…» solía ser el pensamiento final de mi entreno de inicio del año.
Y por tanto, sabiendo que ese inicio siempre es duro, para este 2021 he querido tomarme esos dos días de relax, pensando que sería distinto hoy… pues mira va a ser que no, 6 km. de esos basura que llaman, con el viento tocando las narices…
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