El pasado nos informa (y nos forma) sobre el futuro, pero no puede determinarlo.
Siempre me ha dado miedo volar. Siempre me bloqueo en los exámenes. Siempre dejo las cosas sin acabar. Siempre he sido un desastre. Siempre pierdo. Siempre me pasa a mí.
Os presento a la palabra maldita. Es casi peor que “nunca”. Es una predisposición, una condición, una proyección de nosotros mismos que nos impide crecer y nos hace estancarnos. Porque algo que “siempre” ha sido así, no tiene pinta de poder cambiar, ¿verdad? Porque diciéndonos que “siempre” esto o que “siempre” lo otro, condicionamos a nuestro cerebro. Porque el desenlace después de un siempre, suele ser negativo. Y en parte esto es una forma de boicotearnos.
Como siempre he sido así o asá… Como siempre todo me pasa a mí… Como siempre que hago esto sucede esta otra cosa…
Tu proyección de ti
El siempre condiciona tu mente. Y como está muy ocupada haciendo que te creas esa imagen que tienes de ti mismo, no puede dar el máximo, ni esforzarse al máximo, ni creer al máximo. Ni mucho menos centrarse en lograr un objetivo. El siempre crea proyecciones de ti que te condicionan en el futuro.
Es cierto: esas proyecciones pueden estar basadas en datos objetivos. Por ejemplo: si siempre te dan naúseas cuando hablas en público, es porque las veces que lo has hecho, te ha sucedido. Pero si temes que hablar en público te provoque naúseas porque siempre ha sido así, y dejas de hacerlo, es tu mente la que te condiciona, eres tú mismo quien limita tu propio crecimiento.
¿Qué hubiera pasado si J.K. Rowling o Agatha Christie, rechazadas en muchísimas ocasiones por las editoriales a las que acudían para publicar sus obras hubieran dicho “Siempre que presento una obra a una editorial, me rechazan”? Que probablemente, no lo hubieran vuelto a intentar.
Deja atrás el siempre:
Recuerda: nuestro pasado siempre va a formar parte de nuestro futuro, pero no tiene que condicionarlo ni mucho menos, determinarlo. Aquí van 3 formas de empezar a dejar atrás el siempre:
1. Inténtalo una vez más: porque puede que en el pasado siempre sucediera algo que te haya quitado las ganas de intentarlo, pero también puede que esta vez sea diferente. No tengas miedo de intentarlo una vez más.
2. Supera tus miedos: tener miedo a que vuelva a repetirse algo malo que pasó en el pasado, es algo con lo que debes lidiar. Porque no “siempre” tiene que ser así. Porque tú creces, evolucionas, maduras y cambias. Y los miedos son anclas que te impiden seguir adelante.
3. Pasa página: lo que sea que sucediera en el pasado, no debe condicionar quién eres tú ahora o qué quieres ser, conseguir o tener en el futuro. En el pasado eras otra persona, tu mente era diferente, tus creencias o tus objetivos también. Puede que la regla del siempre se cumpliera entonces, pero hoy eres alguien distinto. Has cambiado, y no pasa nada.