Ramsés II en el templo de Luxor, creo.
En la Antigüedad, un rey era un dios. En el imperio inca el Inca era un dios. Sin embargo en los reinos medievales europeos, el rey no podía ser un dios. El rey reinaba ungido por el Papa, por la gracia de Dios. No en nombre de Dios, sino con "permiso" de Dios. Esta diferencia explica —al menos en parte— por qué el estado moderno aparece en Europa y no en otra parte (aunque no explica por qué el estado moderno no aparece en los países musulmanes, donde el califa no es dios. Creo que esos países no inventan el estado moderno por causa del Imperio Otomano y por no verse afectados por la Paz de Westfalia, pero ahora no abro este melón que me pierdo).Que el Papa, vicario de Cristo en la Tierra, tuviera que conceder permiso para que un rey se coronara, supuso la llamada alianza entre Trono y Altar. La cabeza del Sacro Imperio fue en cierta manera la campeona temporal de la cristiandad y el Papa su cabeza espiritual. Ahora bien, reconocer la soberanía papal también tenía implicaciones poco relacionadas con el origen teológico de esa soberanía. El Papa podía excomulgar a un rey, cosa que libraba a sus súbditos de rendirle obediencia. El Papa también podía pedir dinero y ayuda militar para apoyar una coronación y no otra. Todo esto significó que llegado el momento de los primeros estados modernos (burocracia real, imprenta, unidad territorial, unidad religiosa, etc), la cuestión de la soberanía (auctoritas, maiestas) pasó a ser una cuestión más política que teológica.
Los Reyes Católicos, modelo de príncipes del Renacimiento.
El problema planteado a los primeros príncipes del Renacimiento era el siguiente: ¿cómo trasladar la incuestionable soberanía papal a sus propias personas? El poder del Altar en la Edad Media no necesitaba de ejércitos (salvo los ejércitos de los propios estados papales), su soberanía era reconocida por todos los reyes y ahora esos reyes querían ejercerla por sí solos. Enrique VIII ya sabemos lo que hizo, pero el resto de reyes cristianos no necesitaron hacer ningún cisma. ¿Cómo aparece pues la soberanía real?En primer lugar habrá que tener claro el concepto de soberanía. Huyendo del presentismo que tanto daño hace a la interpretación de los hechos del pasado, la soberanía no significaba el poder absoluto, sino la primacía del poder, esto es, un poder que está sobre los demás o bien la fuente del poder (la justificación última del poder legal y político). La soberanía exigía obediencia, pero no a cualquier precio. La soberanía exigía cierto compromiso entre gobierno y gobernados. Pongo un contraejemplo: los ingleses en Irlanda. Los irlandeses no reconocían al rey de Inglaterra como su soberano, le rendían obediencia porque Inglaterra tenía soldados. El rey de Inglaterra por tanto ejercía su dominio sobre Irlanda, pero no tenía soberanía sobre Irlanda. El efecto era el mismo —la obediencia y recaudación de impuestos— pero el modo de obtener esa obediencia era muy diferente. Al rey de Portugal, Francia o España, no le hacían falta tropas para ejercer su soberanía.
"Dominios" de la reina Victoria.
Si un rey era soberano en su reino, significaba que ya partía de un cierto nivel de compromiso entre las partes. Una suerte de "pacto" entre rey y reino (y "reino" aquí significa "conjunto de grupos de poder: nobles, ciudades, órdenes de caballería, etc". Recuérdese que todavía nadie había inventado "el pueblo"). Las ideas sobre el mundo, fuertemente marcadas por principios teológicos cristianos y por la moral cristiana, eran compartidas por toda la población (excepto por aquella población que vivía incomunicada del resto del mundo, que hasta la llegada del tren y el telégrafo era más de la que nos pensamos). Sin esta visión compartida del mundo, sería imposible que el rey fuera reconocido como soberano.¿Y hasta dónde llegaba la soberanía del rey? La soberanía del rey era total, pero ojo, no hay que confundir soberanía con poder. Soberanía es más justificación o fuente del poder que poder en sí. El rey ejercía un poder muy grande pero había otros poderes en concurrencia (cortes, concejos, parlamentos…), existían limitaciones tecnológicas (que también limitaban el poder), ciertas normas de rango constitucional (por ejemplo, la sucesión dinástica) y finalmente la ley de Dios (o Derecho Natural, con implicaciones en familia y propiedad privada. En la controversia de Valladolid este es un freno clave que pone de manifiesto que no existe el poder total sobre la vida de las personas).
Felipe II fue un tipo extraño que reinó y gobernó. Teniendo en cuenta que sus posesiones llegaban a Manila y no había teléfono, la cosa tuvo mérito.
Diferentes modulaciones de estas limitaciones al poder real darán lugar a diferentes formas de gobierno (aun manteniendo todas ellas el principio de soberanía real). En Inglaterra tendremos el parlamentarismo temprano, en Francia el Absolutismo, en la Rusia del zar (césar) habrá feudalismo hasta el siglo XX, etc. Sobre todo a partir del XVI cada reino de la Europa cristiana elegirá distintos caminos en función de sus posibilidades, oportunidades y necesidades.La distinción entre soberanía y poder es crucial para entender el proceso político de los primeros monarcas de la Monarquía Hispánica. La soberanía en la Monarquía era prerrogativa del monarca. Este monarca a su vez era rey de distintos reinos. La política de estado llevada a cabo por Felipe II era única pero sin embargo utilizaba distintos métodos en sus diferentes reinos. Estos reinos tenían diferentes leyes, diferentes impuestos etc. Las más de las veces, sus reinos no eran a su vez entidades homogéneas, sino que diferentes ciudades y territorios tenían a su vez distintos fueros. Es un error presentista pensar que los reinos de la Monarquía eran entidades homogéneas. Hago hincapié en este punto porque ese error presentista hoy es utilizado de forma política como excusa para ciertos discursos malvados.
El campesino estándar no podría situarse en un mapa así.
Otro error presentista es comparar al sistema absolutista (que coincidirá solamente unas pocas décadas con la Monarquía y que tiene su origen en la debilidad de los reyes franceses en la segunda mitad del XVI) con el sistema totalitario. El sistema totalitario es una invención moderna que nada tiene que ver con la fuente de poder en una persona. Ningún rey absolutista podía ejercer el control total del estado y de la vida privada de la gente no solo por carecer de la tecnología sino porque perdería el consentimiento de otros poderes concurrentes, sin los cuales dejaría de ser soberano y pasaría a ser un simple tirano o un dominador.Volviendo a España, el proceso de creación del estado moderno tiene aquí un componente que lo hace diferente a cualquier otro caso. La época en la que le tocaba crear el estado unitario (que no uniforme, eso vendría mucho después) moderno, coincide con unos años en los que España pasa a tener veinte millones de kilómetros cuadrados y sesenta millones de habitantes. Pero de cómo la Monarquía Hispánica llegó a durar —contra todo pronóstico— trescientos años, tocará hablar en otro momento.