Revista Psicología

Por qué el paciente abandona la psicoterapia

Por Clotilde Sarrió Arnandis @Gestalt_VLC

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Ante el riesgo aun persistente, y hasta que se controle la pandemia he optado por mantener las sesiones online como una alternativa a los encuentros presenciales, una modalidad no necesariamente peor y en beneficio de todos.

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Por qué el paciente abandona la psicoterapia

Entendemos por abandono de la psicoterapia cuando un paciente interrumpe voluntariamente su tratamiento, mientras el terapeuta recomienda continuar por no haberse resuelto los problemas generadores de sufrimiento para él y/o aquellos con quienes convive.

Es bastante frecuente que algunos pacientes abandonen prematuramente su psicoterapia. Esto constituye un problema, sobre todo en los procesos con sintomatología severa que podrían tener fácil solución, mientras que el cese de las sesiones tiene como consecuencia el agravamiento clínico. Por lo general, el paciente no es consciente del daño que puede originarle el abandono terapéutico.

La primera visita al terapeuta suele provocar la ansiedad propia de enfrentarse a una situación nueva, aun más cuando se es consciente de que van a aflorar conflictos íntimos que suponen un problema para quien los experimenta. Tanto es así que puede suceder que el abandono terapéutico se produzca ya antes de que la terapia dé comienzo. Este caso se da en pacientes que acuden a una primera visita (casi siempre desmotivados y aleccionados por alguien de su entorno que le ha insistido en que inicien la terapia) y ya no vuelven más. Unos anuncian su abandono al finalizar la sesión, y otros prefieren llamar al cabo de unos días para cancelar la segunda cita con cualquier excusa. Otra circunstancia premonitoria de que una terapia será corta es la de aquellos pacientes que se muestran escépticos desde el principio. Es frecuente que digan haber acudido a otros terapeutas sin haber resuelto nunca su problema.

La primera sesión es crucial para prevenir el abandono terapéutico. Gran parte de la adhesión del paciente a una terapia dependerá de la primera consulta. La profesionalidad del terapeuta es trascendental para que el paciente se sienta escuchado y sobre todo comprendido al exponer su demanda de ayuda. El profesional deberá tener en cuenta que cada persona se expresa en función de las circunstancias que está viviendo, también según sus propios recursos, sus características y sus limitaciones a la hora de comunicarse. El terapeuta debe ser consciente de que el verdadero experto en la relación terapéutica es siempre el paciente, pues nadie como él conoce mejor su caso o posee la información necesariapara activar los mecanismos que le ayuden a resolver su conflicto.

Pero el objetivo de este artículo no es profundizar en las técnicas de abordaje del conflicto en la primera sesión, sino exponer los motivos que suelen llevar al fracaso que supone la interrupción de una terapia.

Causas frecuentes de abandono de la psicoterapia

    Cuando el paciente se niega a tratar ciertos temas

Por regla general, un paciente acude a la consulta del psicoterapeuta con una demanda -o mas exactamente con un problema- que quiere resolver. Sucede generalmente que este problema sólo es un síntoma debido a un conflicto más profundo. Por ello, y a pesar de que el paciente quiere solucionar su demanda cuanto antes, hay veces que levanta una muralla y se niega a hablar del problema alegando que "eso lo tiene ya superado", cuando sucede justo contrario. Esta actitud pone en evidencia una necesidad de hablar que el paciente no reconoce porque la ignora.

La negativa a tratar la cuestión nuclear del conflicto frena cualquier intento de progreso, y genera un malestar por frustración tanto en el terapeuta como en el paciente, que, por lo general acaba por abandonar la psicoterapia.

    Abandono de la psicoterapia por la exigencia de resultados rápidos

Otro motivo de abandonar la psicoterapia es cuando las expectativas del paciente apuntan a una resolución rápida de su problema. Es frecuente que esto suceda en adolescentes y también en ciertos perfiles de personalidad. Conviene aclarar posturas desde el principio y hacer saber al paciente que la terapia no es un remedio mágico, sino un proceso que requiere tiempo para ensamblar las piezas del puzle que quien acude a consulta tiene desperdigadas por su mente.

Durante las primeras sesiones, el terapeuta deberá ajustar las expectativas de su paciente hasta un nivel razonable en lo referente al tiempo que será necesario para resolver el conflicto. Un paciente que muestra prisa por resolver su problema en dos o tres sesiones es un candidato al abandono.

Al hilo de este tema, la incertidumbre que ocasiona no saber cuantas sesiones serán necesarias para completar la terapia, puede ser causa de desmotivación para el paciente. Establecer un objetivo en el tiempo, aunque sea aproximado, puede ayudar a que ciertos pacientes más impetuosos se mantengan fieles a su terapia.

Sin embargo, no hay que ignorar que una cosa es "curar el síntoma" (o aprender a convivir con él), y otra estar dispuesto a ahondar en el germen o fundamentos que lo han ocasionado. Hay pacientes que sólo quieren solucionar el síntoma y se niegan a profundizar en la génesis que lo desencadena, algo que inevitablemente prolongaría la terapia. Esta postura debe ser respetada por el terapeuta, así como también puede ser beneficiosa la opción de derivar al paciente a un profesional de otra corriente psicológica que le ayude a tratar el síntoma sin mas indagaciones. Esta situación se me ha presentado con relativa frecuencia en pacientes con un Trastorno Obsesivo Compulsivo que sólo querían acabar con sus rituales o aprender a convivir con ellos.

    Abandono de la psicoterapia por miedo a lo desconocido

El desconocimiento por parte del paciente de qué será lo que se encuentre cuando se quede a solas con un psicoterapeuta, influye negativamente en su predisposición a comprometerse en la psicoterapia.

Influyen negativamente las ideas preconcebidas elaboradas a partir de la información que repetidamente difunde el estereotipo de un paciente tumbado en un diván y un terapeuta sentado en un sillón detrás de él. Es por este motivo que muchas veces un paciente cancela ya su primera cita, y aún más cuando la iniciativa de acudir a un profesional no parte de él sino de la insistente presión de su entorno.

Es frecuentemente el miedo a abrir la caja de Pandora y descubrir algo del pasado que se prefiere ignorar, lo que provoca un rechazo a la terapia.

    Cuando el motivo de consulta deja de ser un problema para el paciente (aunque no se haya resuelto del todo)

A veces sucede que el paciente acude a la consulta angustiado por un problema muy puntual. Lo describe como algo que permanentemente le angustia e interfiere en casi todas las áreas de su vida. Conforme se va avanzando con la terapia, el paciente se da cuenta de que aquello que tanto le agobiaba deja de ser el eje alrededor del cual gira su existencia, pues consigue percibirlo de un modo más atenuado que lo hace más tolerable. De este modo, aunque el problema no ha desaparecido, el paciente lo da por resuelto y decide abandonar la psicoterapia.

    Cuando la corriente terapéutica a la que está adscrito el terapeuta no es adecuada para el problema del paciente

No todos los terapeutas están adscritos a una misma corriente psicológica. Por lo general, cada profesional se muestra afín con aquellas escuelas que más se adaptan a sus convicciones personales y profesionales.

Aunque un gran porcentaje de patologías permiten ser tratadas desde distintas tendencias psicológicas, hay trastornos que responden mejor a unas terapias que a otras. Por ello, es fundamental que el paciente encuentre a un terapeuta adscrito a la corriente psicológica que más adecuada sea para sus necesidades, pues de no ser así, lo más probable es que la falta de resultados lleve a una desmotivación que propicie el abandono terapéutico.

    Abandono de la psicoterapia por incompatibilidades entre el paciente y el terapeuta

También se suele abandonar la psicoterapia por causas que el paciente atribuye al psicólogo en base a actitudes como mostrarse demasiado permisivo o por el contrario muy autoritario; otros se sienten incómodos ante terapeutas que recurren demasiado a los silencios, o porque por el contrario hablan demasiado y acaparan protagonismo en la sesión. Otras veces el paciente alega percibir un bajo nivel de profesionalidad en el terapeuta. No es tampoco infrecuente que el paciente se sienta incómodo durante las sesiones porque el modo de ser del terapeuta no entra en sintonía con sus valores y esto le resta credibilidad.

En los ejemplos expuestos, mas que actitudes inadecuadas atribuibles al psicoterapeuta lo que en realidad sucede es una valoración subjetiva negativa (incluso una incompatibilidad ideológica) por parte del paciente.

    Abandono de la psicoterapia cuando no se consigue establecer el vínculo terapéutico

En psicoterapia, es de primordial importancia conseguir que se establezca una relación de calidad entre paciente y terapeuta. Si el paciente no percibe y siente que se ha creado una conexión con su terapeuta, o bien que este no le comprende o que minimiza sus problemas, la terapia estará condenada al abandono.

En mi caso, estoy adscrita a las Escuelas Humanistas, en concreto a la Terapia Gestalt, y confiero un gran peso a esa relación bidireccional o hilo invisible que une al paciente y al terapeuta, una conexión a la que conocemos como vínculo terapéutico. La calidad de la relación entre terapeuta y paciente es un predictor importante de si un tratamiento está predestinado al éxito o al fracaso.

    Falta de adaptación del paciente a su mejoría

En contra de lo que pueda parecer, muchos pacientes abandonan la terapia justo cuando empiezan a mejorar y creen que no necesitan ya más sesiones. Esta decisión es causa frecuente de recaídas o retrocesos en la evolución del proceso.

La causa de estos abandonos se encuentra a veces en una inadaptación del paciente a su nuevo estatus de mejoría, una negación al cambio que, por lo general, va asociada a su reticencia a profundizar en las causas del síntoma. Son casos en los que la patología, al llevar tanto tiempo presente en el estado anímico del paciente, es interiorizada por el subconsciente como un modo de vida, y el cambio que supone experimentar una mejoría, desconcierta y perturba del mismo modo que nos asusta aquello que no llegamos a controlar por ser novedoso. En estas ocasiones la decisión del abandono terapéutico parte del inconsciente.

    Paciente que consulta a varios terapeutas de distintas corrientes

Algunos pacientes no se contentan con un solo criterio y recorren varias consultas en busca de la opinión de otros profesionales. En sus tentativas de búsqueda, no suelen tener en cuenta que no todos los terapeutas trabajan según una misma corriente teórica. El resultado final de este peregrinar aboca en abandonos terapéuticos encadenados por parte de unos paciente que, por lo general, son considerados difíciles en base a unas dificultades atribuidas a sus características. Sin embargo, hay que considerar que la relación terapeuta-paciente es un proceso interactivo en el que confluyen dos actores implicados. Es por ello que el manejo de las dificultades que se presenten deberá hacerse en base a estrategias que impliquen tanto al paciente como al terapeuta.

Un paciente frecuentador de distintos profesionales tiene un problema (además del que le obliga a buscar ayuda psicoterapéutica) que solo se resolverá cuando se consiga un vínculo terapéutico con un profesional que sea capaz de negociar y establecer límites hasta llegar a la conclusión de si es él quien debe hacerse cargo del paciente o bien derivarlo al terapeuta que considere más adecuado, alguien con quien pueda tener una interacción tanto para exponerle el caso como también para supervisar periódicamente la evolución del paciente que le derivó.

    Abandono de la psicoterapia debido a factores ambientales

La falta de motivación del paciente para adherirse al cumplimiento de una terapia, puede responder a factores ambientales que pueden ir desde la dificultad para desplazarse a la consulta, motivos laborales o falta de tiempo, hasta problemas económicos que impidan seguir con el tratamiento (el dinero es una razón de peso que suele provocar el abandono de la psicoterapia).

También puede influir en la interrupción de una terapia la falta del apoyo que sufre el paciente por parte de su entorno próximo, no sólo porque no se le incentiva para que acuda a sus sesiones sino también por hacerle creer que la terapia no le resolverá nada en base a prejuicios o creencias muy arraigadas en el imaginario colectivo en lo referente al estigma que recae sobre la salud mental.

Clotilde Sarrió - Terapia Gestalt Valencia

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Este artículo está escrito por Clotilde Sarrió Arnandis y se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España

Imagen: Pexels


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