La fibromialgia es una enfermedad caracterizada por una hipersensbilidad al dolor. Las personas que padecen fibromialgia suelen sentir como si les faltase energía. Esto hace que cualquier ejercicio de intensidad inusual les provoque dolor, por lo cual intentan evitar el esfuerzo físico. La consecuencia es que cada vez realizan menos esfuerzo, la masa muscular se empobrece y el nivel de tolerancia al ejercicio disminuye aún más y, como consecuencia, aparece más dolor y menos movilidad. De ahí la necesidad de realizar un tipo de ejercicio físico suave, como la rutina de ejercicios pilates, y siempre con constancia.
Es muy importante empezar con los ejercicios de forma gradual, dado que la práctica de ejercicio por encima de la capacidad física del enfermo empeora el dolor y la tensión muscular.
La realización de técnicas de relajación muscular, el uso de analgésicos y medicamentos que aumenten la respuesta al dolor y también, en algunos casos, el uso de terapias complementarias (como la acupuntura, la homeopatía, la naturopatía y la fitoterapia) son también de gran ayuda para controlar el dolor y el estado de ánimo, primordial en estos pacientes.
Aunque no tiene cura, el método pilates como complemento al tratamiento puede conseguir una importante mejora en la calidad de vida de las personas afectadas de fibromialgia.