Definir lo que significa hacer un desarrollo personal puede dar lugar a diversidad de acepciones o interpretaciones, tales como que la persona pueda descubrir sus facultades y llevarlas a su máxima expresión, el conocimiento de sí mismo aceptando virtudes y debilidades, la obtención de una óptima salud emocional o el descubrimiento constante de esa tarea vital que cada uno debe llevar a cabo. John C. Pierrakos* se pronunció al respecto postulando que esa tarea vital iba unida a desarrollar la capacidad de amar.
El hacerse cargo de tu vida va más allá de recuperar la autoestima pérdida por un “lance ocasional” y debe estar orientado al descubrimiento de quien realmente eres.
Sea como sea, el conocimiento de sí mismo no es algo que se logre en diez sesiones de psicoterapia ni tal vez en el resto de la vida. Normalmente suele ser un trabajo de fondo, y sobre esa idea debería sustentarse nuestra propuesta como psicoterapeutas: dar a entender que el hacerse cargo de tu vida va más allá de recuperar la autoestima pérdida por un “lance ocasional” y que debe estar orientado al descubrimiento de quien verdaderamente se es. En ese sentido, ese cometido adquiere mayor transcendencia si lo equiparamos a la búsqueda de la libertad, una libertad que al sustentarse en quien verdaderamente se es nos ha de llevar a la vivencia de lo real, sin limitantes ni filtros mentales que nos anclen a experiencias pasadas ni proyecciones futuras, sin máscaras, sin miedo a ser.
En ese camino, la figura del psicoterapeuta puede ser importante, y ella misma ha de tener un camino recorrido de autoconocimiento para poder sostener al principio a la persona que confía su proceso en él, para que después ella sola sea capaz de hacerse cargo de su desarrollo personal.
El “ego del psicoterapeuta” es otro peligro añadido para sus pacientes y, por supuesto, para él propio psicoterapeuta.
Valga decir que en ese mismo proceso de interelación terapeuta-paciente el propio psicoterapeuta está desarrollando su cometido vital, siempre que sea capaz de creérselo y darse cuenta de que es un ser humano igual, tal vez con algo más de bagaje en ciertas situaciones vitales, pero sin que esto sea razón para sentirse por encima de su paciente. No en vano, la facultad para ayudar a sus pacientes no exime al terapeuta de tener que lidiar con su propio ego, el cual puede perjudicar a ambos si se deja “inflar”.
¿Crees que es necesario la figura de un psicoterapeuta, facilitador o guía en un proceso de desarrollo personal?
* Dr. John C. Pierrakos (* 08 de febrero 1921 , † 01 de febrero 2001 ) psiquiatra, estudió con Wilhelm Reich y desarrolló la Bioenergética (una psicoterapia corporal) junto con Alexander Lowen. Fue una autoridad en materia de la consciencia y los campos energéticos humanos, y está considerado como uno de los grandes innovadores de la terapia cuerpo/mente. Junto a su esposa, Eva Pierrakos, fue un participante esencial en la creación del Pathwork, un proceso espiritual, y del Centro Pathwork. Integró los principios espirituales del Pathwork con los conceptos de la personalidad al crear la Core Energética. Fue fundador de su propio Instituto de Core Energetics en Nueva York. El Dr. Pierrakos ha impartido ampliamente sus enseñanzas en Norteamérica, América del Sur y en Europa.Foto: “The Man of Steel | Explored” por jrlowe14