Este verano hemos redescubierto el juego de cartas del ‘Uno’ con mi hijo y ha sido todo un éxito en casa. Gracias a esta baraja especial le hemos introducido en el mundo de los juegos de mesa y le sacamos mucho provecho en las tardes de piscina. Empezó jugando como por casualidad con unos amigos, le compré las cartas y ahora solemos jugar casi todos los días, sea en casa o fuera.
Me gusta porque no dejo de verle beneficios para el pequeño, y creo que es un juego sano y perfecto para niños alrededor de tres años (con ayuda, sobre todo al principio), a pesar de que en las reglas digan que es para mayores de cinco años. Eso sí, nosotros jugamos de forma sencilla, sin contabilizar los puntos: es decir, gana quien se descarte. En este enlace están las reglas del juego y variantes.
Éstas son las ventajas que le veo a este juego:
- Ayuda a ganar concentración en el juego. Muchas veces se levanta y hace algo, pero sabe que tiene que volver en su turno. Además, cada vez aguanta más partidas seguidas con adultos o con niños, lo que hace que cada vez esté más concentrado.
- Trabajamos los colores: está atento al color de cartas y las clasifica por colores para jugar mejor.
- Repasamos los números del 0 al 9 de una manera divertida, y estoy segura de que aprende mucho más con esta actividad que con el cuaderno de repaso, porque esto le resulta más divertido.
- Aprende a manejarse con varias cartas en la mano, es decir, a ganar en motricidad fina. A pesar de ello, casi siempre termina dejándolas en la mesa a la vista, y aún así, nos gana muchas partidas. A veces, es cuestión de suerte, y el enano parece tener mucha.
- Aprende a cumplir reglas sobre el juego y sabe que hay cosas que se pueden hacer y cosas que no en este juego, además de respetar el turno y esto es básico.
- Aprende símbolos de las cartas especiales que le ayudarán a entender el mundo simbólico y la utilidad de otras señales en la vida cotidiana: cambio de sentido del juego, quitar el turno al siguiente, cambio de color, más 2, más 4…
- Aprende a perder reaccionando con deportividad y también a gestionar la alegría de ganar, además de divertirse con los piques de los contrincantes.
- Jugar al ‘Uno’ supone un momento de tranquilidad entre la gran actividad física que conlleva estar en la piscina con otros niños (nadar, jugar a pillar, carreras por la hierba). Es un rato en el que los pequeños están sentados, se secan en la toalla con calma o meriendan mientras tanto, reponiendo fuerzas.
- El rato de jugar a cartas une a unos niños con otros, aunque tengan diferentes edades. Ayuda a hacer amigos, a conocer a otros niños (aunque en esto no tengan muchos problemas) y a que los más pequeños se sientan parte de un grupo al que pueden entrar a pesar de tener menos edad. Si te fijas a tu alrededor en la piscina, seguro que ves a algún grupo de niños jugando al ‘Uno’. Es ya un clásico (y más con su versión de cartas plastificadas para que no se arruguen entre manitas mojadas)
- Es divertido y sencillo, y éste es el éxito de este juego. De hecho, yo odio jugar a cartas pero éste me gusta mucho, y más desde que veo lo que le emociona al pequeño. Las reglas son fáciles de aprender y no sólo requiere estrategia, sino también suerte. Cualquiera puede ganar y perder, y esto democratiza el juego y lo hace mucho más divertido para los pequeños.
¿También jugáis al ‘Uno’ en familia?