Revista Series
Uno no consigue convertirse en un Seriéfilo con S mayúscula hasta que no ve determinadas series: "The Sopranos" o "Six Fee Under" son algunos ejemplos. Con "The Sopranos" ya voy por la mitad de la segunda temporada, y con "Six Feet Under" acabo de terminar la primera temporada. Y estoy más que contento de haber dejado a los Fisher entrar en mi vida seriéfila. Es una serie necesaria, honesta, y perfecta.
"Six Feet Under", para los pocos que no la conozcan, es un drama creado por Alan Ball (cabeza pensante de True Blood), y que en su reparto cuenta con Michael C. Hall, Peter Krause, Rachel Griffiths (tres actores que me encantan), Frances Conroy, Lauren Ambrosse, Freddy Rodríguez, Matthew St. Patrick y de manera episódica, Richard Jenkins (al que descubrí en "The Visitor"). Ellos encarnan a la familia Fisher y a sus allegados. Y con estos nombres, la serie no falla en el apartado actoral; ni en el actoral, ni en el de los guiones, que son su otro punto fuerte.
Una de las cosas que más me gustan de la serie son sus comienzos de episodio, breves, y que culminan con el nombre del fallecido, y cuyo funeral organizará la funeraria de la familia Fisher. Y también me declaro fan de sus momentos "fantasía", ya bien sean musicales (de la mano de los personajes de C.Hall y Ambrosse), o de conversación con el patriarca Fisher, fallecido en el Piloto, y punto de partida de la serie. La serie es una montaña rusa de emociones, emociones ante las que es imposible mantenerse indiferente, y que te arrastran junto a los Fisher.
Siento especial predilección por Ruth y Claire Fisher. La madre y la hija menor. Me encanta su relación de amor-odio constante, y la forma en la que se relacionan con los hombres. Por un lado tenemos a Ruth, que sorprende a propios y extraños con su secretito, y que termina por tener que elegir entre lo formal y lo arriesgado, en los personajes de Hiram y Nikolai. Memorable es el episodio en el que Ruth corre por el bosque colocada. Y Claire, que empieza mostrándose como una persona asocial, pero que encuentra en Gabe a la perfecta horma de su zapato, aunque les cueste darse cuenta (con robos de pies de por medio).
Con esto no quiere decir que el resto de personajes no me gusten. Como he dicho, tres de mis actores televisivos favoritos están en la serie. Michael C.Hall es el atormentado David, que luchará con su yo interior, pero que terminará por liberarse. Es, sin duda alguna, el personaje que más evoluciona. Y Nate y Brenda, que se conocen el mismo día de la muerte del padre de Nate, y que desde ese momento no se separarán, aunque el hermano de ella (Billy) se va a interponer más de lo esperado entre ellos. Sin olvidarnos de sus padres.
Una serie disfrutable como pocas. Y adictiva. Y una fuente perfecta para encontrarse con actores televisivos hoy en día consolidados, y que tuvieron su aparición en la serie (caso de Sandra Oh).