Se debe a la acción de la gravedad. La gravedad tira con igual fuerza de todas las direcciones; por lo tanto cualquier variación de una forma esférica provocará una reacción de las fuerzas gravitacionales para regresar a la forma esférica. Cuando en un cuerpo celeste su fuerza de gravedad le da forma esférica se dice que está en equilibrio hidrostático.
Sin embargo, esto último es sin considerar su rotación. La rotación de nuestro planeta añade efectos centrífugos, que provocan que la Tierra se abulte ligeramente en el ecuador y se achate ligeramente por los polos. Es el mismo efecto de una onda, que después de girar a gran velocidad lanza la piedra debido a la fuerza centrífuga. Debido a estos efectos el radio polar de la Tierra es un 0,33% menor que el ecuatorial.
Sin embargo, los objetos pequeños como asteroides y cometas tienen formas muy irregulares. Esto es debido a que su fuerza de gravedad es insuficiente para superar la resistencia de la roca.
Una vez superado cierto umbral de masa y tamaño, la resistencia del objeto es incapaz de contener la fuerza gravitatoria y adquiere una forma esférica. En el sistema solar observamos que los cuerpos mayores a unos 1000 km de diámetro, tienen formas esféricas.
De hecho, éste es uno de los criterios de la Union Astronómica Internacional para que un objeto sea clasificado como planeta.