Todo el mundo sabe que los bostezos son contagiosos. Si observamos a alguien bostezando, la mayoría de las veces, no podemos evitarlo. Pero, ¿por qué son contagiosos?
Voy por la tercera línea ya he bostezado tres veces… pero maldita sea, ¿por qué?, ¿qué clase de brujería es ésta?
Bueno, tranquilos, tiene una explicación científica, y no, no radica simplemente en el hecho de estar cansado.
Biologicamente hablando, un bostezo es un modo de despertarnos cuando estamos cansados. Cuando bostezamos, nuestro cerebro trabaja de manera más eficiente, ayudándonos a estar más atentos. Pero la razón por la que sea tan contagioso como un virus zombie es otra.
Cuando nos “pasan” un bostezo es causado por un sentimiento de empatía. Un estudio realizado en 2010 por varios graduados en psicología, descubrió que la gente con autismo no se contagia los bostezos de otros. A menudo, las personas con autismo carecen de empatía, o como mínimo, de la habilidad para reconocer cuando ésta se necesita. El estudio vinculó bostezar con un vínculo emocional de manera inconsciente. Se cree que los síntomas empiezan a aparecer a partir de los cuatro años de edad, cuando el instinto toma el control y empezamos a copiar los gestos de los demás. El contagio emocional, parece ser un instinto primario.