Si alguna vez tuviste un jefe o supervisor que parece vivir en un torbellino de trabajo interminable que necesita hacerse (¡de inmediato!), entonces sabes cuán frustrante es sentir que nunca estás en terreno firme. Te encuentras con él o ella en el pasillo, y le preguntas “¿Cómo estás?” En lo que piensas que es una manera amistosa, cordial y neutral de saludar. En lugar de responderte con un saludo agradable a cambio, se apresura y te dice: “¡A punto de estallar!”. Quizás tengas un pariente que retrasa hacer compromisos con las reuniones familiares porque su vida es simplemente “demasiado agitada”. Nunca se sabe sino hasta el último minuto si va a aparecer, y cuando lo hace, ya es irremediablemente tarde. Estas personas parecen crear caos, y al hacerlo, disfrutan de la oportunidad de hacer estragos en la vida de todos los demás.
Sponsor exclusivo:Puede llamarte la atención el hecho de que las personas que insisten en parecer increíblemente ocupadas y agobiadas realmente disfrutan de este estado constante de exceso de compromisos, es algo confuso.
es probable que las personas con un alto grado de narcisismo patológico experimenten la sensación extrema de que gobiernan el mundo
Claro, piensas que, de hecho, pueden tener trabajos o roles importantes en la vida, pero debe haber una manera de que estén mejor organizadas y más tranquilas. Como resultado, sus vidas (continuamente caóticas) pueden ser una muestra innegable de un alto grado de narcisismo. Es más, puede que en realidad no disfruten del estado de frenesí, sino que se ven obligados a emitir esta impresión para ocultar sus propios sentimientos de desesperación y falta de importancia.
De acuerdo con Sindes Dawood y Aaron Pincus (2018) de la Universidad Estatal de Pensilvania, es probable que las personas con un alto grado de narcisismo patológico experimenten la sensación extrema de que gobiernan el mundo, pero cuando las cosas no salen como se planearon, se desaniman y abandonan. Además, la interrupción que causan en la vida de todos los demás, de acuerdo con este punto de vista, es parte del patrón de necesidad de alimentar su sentido de auto-importancia.
La persona con alto nivel de narcisismo, sostienen Dawood y Pincus, no es particularmente propensa a deprimirse, pero si se sienten depresivos, dicho sentimiento se experimentaría como tristeza o melancolía. Por el contrario, la persona con alto nivel de narcisismo patológico debe estar sujeta a sentimientos de un tipo particular de depresión “caracterizada por anhedonia, sentimientos de inutilidad, nihilismo y aburrimiento con la vida”.
Los investigadores de Penn State creían que aquellos con alto nivel de narcisismo patológico en conjunto con su dependencia de sentirse importantes, mostrarían variaciones en el estado de ánimo correspondientes a sus percepciones acerca de si otras personas los están reconociendo o aplaudiendo. Estas variaciones deberían ocurrir en una escala mayor que las variaciones normales en el estado de ánimo que la mayoría de la gente siente; también deberían mostrar mayor labilidad emocional, o variaciones más frecuentes en estados de ánimo tanto positivos como negativos.
Artículo recomendado: Los siete factores de la efectividad terapéutica (PDF)Para probar la propuesta de que las personas con alto nivel de narcisismo patológico tendrían más probabilidades de experimentar la variabilidad del estado de ánimo, Dawood y Pincus realizaron un estudio de ocho semanas. En el mismo participaron 293 estudiantes de pregrado, quienes completaron evaluaciones semanales acerca de su experiencia al experimentar síntomas depresivos. Este método permitió a los investigadores rastrear la variabilidad semanal de los estados de ánimo que, según sus predicciones, debería ser más extrema en las personas con niveles más altos de narcisismo patológico.
Antes de embarcarse en las evaluaciones semanales, los participantes completaron el Inventario de narcisismo patológico (PNI, por sus siglas en inglés) de 52 ítems, que captó las tres facetas de la grandiosidad narcisista (auto-mejora, auto-sacrificio y fantasías de grandiosidad) y cuatro facetas de vulnerabilidad narcisista (autoestima contingente, ocultamiento del yo, derecho a la ira y devaluación).
La “auto-mejora auto-sacrificada” sería aprovechada al pedirles a las personas que declaren si ocultan su grandiosidad al parecer que están haciendo sacrificios. Esta podría ser la faceta del narcisismo patológico que se acerca más a la idea de tratar de parecer importante creando un sentido de caos. Después de todo, si trabajas tan duro en nombre de otros, ¿cómo se te puede acusar de intentar hacerte parecer importante? Todo ese trabajo duro, de acuerdo con este punto de vista, necesariamente significa que debes apresurarte y no puedes tomarte la molestia de hacer una pausa.
El rasgo narcisista de la autoestima contingente significa que necesitas a los demás para que te admiren a fin de sentirte bien contigo mismo, y el derecho a la ira significa que te pones furioso cuando no lo consigues. Ocultar el yo y devaluar a los demás, como formas de narcisismo vulnerable, refuerzan aún más tu tendencia a protegerte de ser visto por lo que eres o ser percibido como peor que otras personas.
Tanto al inicio del estudio como a lo largo de sus ocho semanas, los participantes calificaron sus síntomas depresivos en escalas que serían sensibles a las variaciones semanales en sus pensamientos, sentimientos, comportamientos y síntomas físicos. También calificaron sus niveles de anhedonia (sentirse vacío e inútil) y sentimientos de aburrimiento y tristeza.
Como puedes ver, el estudio de Dawood y Pincus tomó un enfoque integral para determinar los niveles de narcisismo patológico y las fluctuaciones semanales del estado de ánimo.
Hubiera sido interesante que los participantes también proporcionaran datos sobre las experiencias que tuvieron durante el transcurso de la semana que podrían haber contribuido a sus variaciones de humor, pero este no fue el enfoque del estudio.
La autoestima contingente fue el predictor más fuerte de la severidad depresiva y la pérdida de interés con el tiempo
Sin embargo, podemos suponer que un período de ocho semanas fue lo suficientemente largo como para incluir eventos que servirían para reforzar o restar valor a la autoestima de los estudiantes universitarios participantes. Debido a que este estudio siguió un diseño longitudinal, los autores fueron capaces de sacar conclusiones más amplias que las que se podían obtener del diseño típico de la toma de datos en un solo momento.
Al comienzo del período de ocho semanas, los estudiantes con mayor nivel de narcisismo patológico tenían más probabilidades de respaldar los síntomas de la depresión. Sin embargo, en el transcurso de las ocho semanas, los estudiantes con puntajes de narcisismo más altos se volvieron más inestables en sus estados de ánimo y su capacidad para sentirse comprometidos con sus experiencias (anhedonia) siguió un curso constantemente descendente.
La autoestima contingente fue el predictor más fuerte de la severidad depresiva y la pérdida de interés con el tiempo. Es posible, como sugirieron los autores, que su narcisismo patológico, en particular sus sentimientos de vulnerabilidad, lleve a estos individuos a evitar verse a sí mismos en algo que no sea la luz más favorable. Cuando las cosas no salen como quieren, no pueden ver su propia contribución, sino que culpan a los demás.
Volviendo ahora a la cuestión de cómo enfrentar a esa persona caótica en tu vida, los hallazgos de Dawood y Pincus sugieren que podrías necesitar prestar atención a los sentimientos de inferioridad que alimentan toda esa energía frenética. Los hallazgos sugieren además que el caos que estos individuos crean también puede ser una forma de protegerse contra el fracaso. Si constantemente obstaculizan la finalización exitosa de los proyectos porque están “demasiado ocupados” como para brindarles a cualquiera de sus compañeros la atención que merecen, entonces pueden desviar fácilmente el fracaso a todas las demandas imposibles de cumplirse a tiempo.
Referencias bibliográficas
Dawood, S., & Pincus, A. L. (2018). Pathological narcissism and the severity, variability, and instability of depressive symptoms. Personality Disorders: Theory, Research, and Treatment, 9(2), 144-154. doi:10.1037/per0000239