Revista Sociedad
Por el alumno Álvaro Camacho
Para aquel soñador romántico que ve a la futura España como un reflejo de las idílicas repúblicas federales como Alemania o Estados Unidos, para aquellos que creen en la autodeterminación de los pueblos aunque consten de menos de 3.000 habitantes, para aquél tengo el placer de hundir sus sueños más esperanzadores y populistas argumentando por qué a España no le conviene seguir los pasos de estos gigantes y copiar su maravilloso régimen político, y para ello me voy a apoyar en un tema muy de moda entre los mayores tertulianos y la gente de a pie hoy en día: los bancos.
Según la RAE:
Banco: 6. m. Establecimiento público de crédito, constituido en sociedad por acciones.
Caja: . f. Establecimiento destinado a guardar los ahorros de los particulares, proporcionándoles un interés.
Hay varias diferencias entre estos dos tipos, tantas como semejanzas tal vez.
¿Qué tal si le cuento una pequeña historia dicen que cierta? Hace muchísimos años, a un benévolo pudiente señor de un pueblo se le ocurrió una idea fantástica: poner su dinero a disposición de los demás para que este pueblo pudiera crecer y sus habitantes alcanzaran un mayor nivel adquisitivo, pero siempre sin ánimo de lucro, y le llamó: caja de ahorro.
Cada pueblo empezó a copiar esta fantástica idea, y con el fin de crecer, unas cajas empezaron a fusionarse con otras formando cajas que englobaban provincias y regiones, a la vez que se extendía la banca con el chollo crediticio, y decidieron abandonar sus ideales principales y seguir aquel valor que mueve a todo hombre con o sin corbata: el dinero.
Tanto dinero junto tienta a cualquiera, así que los que más poderosos e influyentes políticos de las altas cunias de los partidos más votados en las distintas regiones o federaciones (aquí las llamamos Comunidades Autónomas, para que se vea que no copiamos) se encargaron de manejar ese dinero, ya que ellos son los elegidos por los votantes.
Ese dinero se utilizó durante el boom del keynesianismo, las cajas de ahorro financiaron ambiciosos proyectos de políticos autonómicos como el súper rentable aeropuerto de Castellón, decisión de la Generalidad Valenciana, o las inversiones privadas de miembros de los partidos políticos que gobernaban las distintas Comunidades como: PP, PSOE, CiU, y un largo etc.
Caja Castilla-La Mancha, Cajasur, Caja de Ahorros del Mediterráneo, Banco de Valencia, Bankia, Caixa Catalunya, Novacaixagalicia, Unnim, etc. ¿Les suenan todos estos nombres? Son las entidades financieras que han tenido que ser rescatadas desde 2008, ¿se han fijado en el dato de que sólo hay un banco en la lista, de que las demás son cajas de ahorro?
Es increíble cómo la demagogia puede hablar de rescate bancario, cuando los bancos españoles como BBVA y Santander han demostrado gran influencia y poder en el mundo, cómo la gente ha atribuido su miseria en los últimos años a los banqueros y no a los políticos, cómo se describe a Rodrigo Rato como banquero y no como político enchufado al cargo de una entidad arruinada por las administraciones.
Esta historia de amor entre cajas de ahorro y administraciones es sólo uno de los miles de casos de fraude, y de cómo se ha cambiado la opinión pública para desviar la atención de los políticos, pero seguimos sin darnos cuenta, y esa es la principal razón por la que nunca seremos Alemania.
Alemania es el claro ejemplo del hijo del jefe que está en tu clase: aquel que siempre tenía la Playstation el primero, los mejores juegos y las mejores zapatillas, y las Comunidades Autónomas representarían los hijos de padres no tan pudientes que están malcriados y acostumbrados a tenerlo todo y que, finalmente, arruinan a sus padres, y lo peor es que todos esos políticos han sido elegidos por nosotros, así que, aunque nos duela, tenemos lo que nos merecemos, y el sistema político alemán no será factible en España hasta que no cambiemos nuestra actitud por la de un alemán, y lo triste es que ninguna ley puede cambiarla, somos nosotros quienes debemos cambiarla.