Revista Diario

Por qué pegamos o insultamos a un niño?

Por Myriam Cabanillas
Pienso a diario en esto y aun no logro entenderlo.
Y no estoy hablando de MALOS TRATOS, así en mayúsculas, si no de esos otros malos tratos sutiles, permitidos, aquellos que no remueven conciencias y con los que convivimos a diario.
Por que se humilla a los niños mediante la palabra o el famoso cachete "inocente" y además está bien visto o al menos permitido?
Se me ocurren múltiples motivos y los quiero plasmar aquí para que me ayudéis en la reflexión, si os parece bien.
Que motivos llevan a insultar ("eres tonto o que te pasa?, "que torpe eres!!") o soltar la mano a paseo  (típico azote, cachete o colleja, aparentemente inofensivo, socialmente permitido e incluso múltiples veces recomendado por mas de un/una profesional lumbreras de distintas índoles):
-PARA DEMOSTRAR NUESTRA SUPERIORIDAD?
Esta claro que somos físicamente superiores, el niño o niña no pueden defenderse y mas del 90% de las personas que no dudan o dudarían en darle un cachete a su hijo, no se lo daría a su jefe.
-PARA DAR RIENDA SUELTA A LOS INSTINTOS?
Cuantas veces no nos hierve la sangre frente a un jefe, cuñada, vecino, compañera de trabajo o personaje publico que aparece en la tele y pensamos en lo liberador que seria soltar la mano a paseo o soltarle cuatro frescas?
Pero no lo hacemos, por que sabemos que no se debe, que no se puede, que está mal, que tiene ese acto tendría unas consecuencias....sin embargo con los niños es mas "fácil", luego damos rienda suelta a los instintos con ellos por que podemos? y entonces este punto se mezcla con el anterior, no?
-POR MIEDO?
Miedo a que ese pequeño ser indefenso se convierta en un vandalo, a que se no suba a la espalda, nos tome la medida, se ría de nosotros, se una a la generación "ni ni" y tengamos que mandarlo al campamento de Pedro García Aguado (Hermano Mayor), a que nos dejen en ridículo, a que seamos juzgados como incompetentes por su culpa.....
-POR CEGUERA EMOCIONAL?
"Así nos educaron a  nosotros y no hay nada de malo en ello, mis padres son unos santos y yo he salido genial, soy una persona honrada y no tengo ningún trauma..."
-MEZCLA DE TODO LO ANTERIOR ADEREZADA CON LA RECOMENDACIÓN DE LOS FAMOSOS LUMBRERAS DE TURNO Y LA VISIÓN NORMALIZADA CON LA QUE COMVIVÍMOS DÍA A DÍA.
Esta última es mi candidata preferida, creo que si pegamos un azote o soltamos un insulto, es por todo lo anterior y no por un solo motivo.
Como se puede frenar esto?
Con mucho auto control, auto conocimiento, poniéndonos en el lugar de nuestros hijos e intentando recordar como actuamos nosotros en momentos parecidos a su misma tierna edad y respetandoles como se merecen.
Pero sobre todo con humildad, mucha humildad de nuestra parte, mas confianza en nosotros mismos y en ellos.
El insulto una vez dicho, se esfuma en el aire sin dejar pruebas de su existencia, pero queda grabado a fuego en la memoria de los niños y si se repite en el tiempo, costará mucho pedir perdón y que nos crean.
La bofetada puede no ser dolorosa en la carne, pero el sentimiento de humillación y traición perdurará en el corazón, aunque quedé muy al fondo soterrado bajo capas de supuesta indiferencia.
Y con el truqui de Maggi que hace ya bastante tiempo le leí a Maite: mirar sus manitas pequeñas.
Myriam Cabanillas

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