Siempre pensaba que algún día me gustaría vivir en una casa en la montaña, alejada del estrés diario de la ciudad, disfrutando de la naturaleza. En primavera del 2015 decidimos hacer realidad este sueño. Nos mudamos a una casa a 20 minutos de la ciudad. Desde entonces he aprendido un montón de cosas, entre ellas que este sueño no era para mi. Hace seis meses volvimos a la ciudad, cambiando una vivienda de 360 m2 con su jardín y piscina por un piso de cinco habitaciones con balcón.
A lo largo del año en la montaña aprendí un montón sobre mi misma, sobre los sueños que nos vende la publicidad y sobre la paciencia de mi pareja: se apuntó a este experimento conmigo y estuvo de acuerdo en volver - aunque quizás con una lagrimita más en los ojos que yo. La vida es un experimento, y esta vez aprendí por qué prefiero vivir en un piso, en la ciudad. Estás son mis razones*
*mis razones significa que es muy probable que no se ajusten a ti. Por eso es tan importante que cada una revise sus propios sueños.Comprar el pan en tiempo récord
La casa estaba en una urbanización que no tenía ni tiendas, ni parada de bus, ni servicios públicos. Para salir de casa era imprescindible utilizar el coche. Pequeños recados como comprar el pan se convertían en excursiones de 30 minutos. Con niños, estas excursiones se iban a complicar aún más.
Desde nuestro piso tardo 7 minutos en comprar el pan - incluyendo el tiempo que tarda el ascensor en llegar y el semáforo en dejarme cruzar la calle.
La tolerancia de mi colección de cactus
El jardín de la casa era grande y muy bonito. Eso sí, había que regar casi a diario. En verano acabamos vertiendo un montón de agua potable sobre la tierra, porque el depósito se quedó seco muy rápido. Además, decidimos contratar un jardinero para las plantas. Nos habíamos dado cuenta que un jardín tan grande requería más dedicación de que teníamos tiempo. Así que ahora le doy agua a mis cactus de vez en mes sin que se muera una sola planta.
El mantenimiento exprés de una piscina de 20 litros
En el balcón tenemos una pequeña piscina para los niños. Caben como mucho 20 litros, que se pueden cambiar fácilmente si a un niño se le escapa algo. No hacen falta químicos ni tratamientos. Y pasado el verano se puede desinflar y guardar. Con la piscina de la casa aprendí el montón de trabajo y químicos que conlleva el mantenimiento de una piscina de miles de litros. Desde entonces lo tengo claro: si quiero ir a nadar, voy a la piscina pública o a la playa.
La limpieza no es mi pasatiempos favoritos
La casa tenía 360m2. Es espacio suficiente para acoger toda mi familia alemana - una vez al año. Es genial tener tanto espacio. No es tan genial tener que limpiar este mismo espacio, cada semana. Un piso, por grande que sea, es mucho más manejable. Y si decides contratar ayuda profesional para la limpieza, lo puedes solventar con 4-5 horas a la semana.
Me gusta la fibra óptica
Pocas urbanizaciones ya tienen fibra óptica para poder utilizar internet con alta velocidad. En la casa estuvimos tan lejos de la central de que era imposible mirar una película mientras la otra persona habla por skype o descargaba unas fotos. En el piso como mucho tenemos que ponernos de acuerdo quién se queda en la sala y quién utiliza la habitación para según qué actividad.
Nuestros visitas tienen más independencia
Es verdad, en la casa podíamos alojar a toda mi familia de Alemania. Al mismo tiempo tenían que alquilar un coche para poder quedarse con nosotros, caso contrario estarían atrapados en la montaña. Ellos mismos reconocen que están mucho mejor en un AirBnB cerca de nuestro piso actual: tienen más autonomía y pueden ir y venir como quieren.
Viva el transporte público (y mi vida social)
Mis amigos en Barcelona, el aeropuerto, el grupo de crianza alemana - no hace falta sacar el coche, puedo ir perfectamente en tren o en bus. Y así también lo puede hacer nuestra AuPair, un plus para la joven que actualmente comparte su vida con nosotros.
Lo mismo funciona al revés: ahora es mucho más fácil que nos vengan a visitar: la yaya viene para saludar a los niños, otras madres vienen para intercambiar experiencias (mientras los niños se entretienen), amigos vienen a cenar - todo sin necesidad del coche.
¿Qué sueños tienes tú? ¿Cómo las puedes poner a prueba para detectar que realmente sean tuyas?