Revista Cultura y Ocio

Por qué recelo del G10

Publicado el 13 marzo 2011 por Njimenez79
Por qué recelo del G10Foto: Uly Martín para El País.
Hace unos días mantuve una interesante discusión/conversación en Twitter acerca del G10 (torero, se entiende). Algunos amigos taurotwitteros me achacaron "estar de uñas" contra ellos. Yo intenté explicarme, pero, como 140 caracteres no son suficientes para darme a entender, hoy he dedicado mi firma invitada en el programa "Los Toros" de Radio Jerez a dar mis motivos para recelar de la avanzadilla de figuras en favor de la culturización política de la tauromaquia.
Aquí os la dejo.
Por qué recelo del G10Foto: Diez Minutos, recogida del blog Cornadas para todos
Cuando unas fotos robadas a un torero entrenando despiertan más ilusión que un presunto cartel de campanillas, algo no marcha bien. Cuando el aficionado tiene más esperanzas puestas en una reaparición no del todo probable que en las ferias incipientes, algo no funciona en el toreo. Cuando las ausencias tienen más fuerza que las presencias, es hora de ponerse a cavilar.
El toreo está en la cuerda floja y no hay G10 que lo arregle. Ni G8. Ni G nada. Sacamos pecho cuando Rubalcaba dijo "Sí" al paso de los toros al Ministerio de Cultura, pero depender de Sinde no es garantía de triunfo. Que se lo digan al cine español.
Al toreo no le hace falta un IVA más bajo: le hacen falta empresarios competitivos que sean capaces de ofrecer un producto que lleve gente a la plaza. Y he dicho "producto", sí, porque en una sociedad de consumo como la actual el toreo es algo más que arte.
Pero claro, cuando tres figuras, tres, se anuncian en una ciudad con más de tres millones de habitantes y no se venden ni 10.000 entradas, una empieza a pensar que la culpa de tanto cemento a la vista no es sólo del empresario.
Los toreros han dado la cara ante los políticos
, sí. Mucho paseíllo ministerial, mucha reunión de alto copete y alguna que otra declaración de altos vuelos. Pero, con honrosas excepciones, siguen sin dar la cara ante la sociedad. Siguen viviendo en su burbuja y sólo se dejan ver en los círculos de siempre, en los medios de siempre y para la audiencia de siempre, que dicho sea de paso, es cada vez más corta.
Por eso recelo del G10. Porque quiero menos reuniones y más razones para ir a los toros. Porque quiero que se mojen más. Que se impliquen más. Que acepten verdaderos retos. Que quieran medirse con los que vienen arreando. Que dejen de torear en las plazas de pueblo, porque no es su sitio. Que renuncien a la comodidad y se anuncien con todo tipo de hierros. Que velen por la pureza de la Fiesta.
Y que se lo cuenten a la gente. Dentro y fuera del ruedo.
Ah, los ganaderos no se me han olvidado. Pero hoy ya no me queda tiempo.
P.D.: Aprovecho para dejaros el reportaje que se emitió ayer en laSexta Noticias sobre los trajes de torear. Lo grabé en la sastrería de la Maestra Nati, a quien tengo mucho cariño. Su hijo, Enrique Vera, vino a Madrid expresamente desde Sevilla para contarnos las novedades que está introduciendo en el traje de luces. Y vimos cómo Santiago Ambel Posada encargaba un vestido nuevo para esta temporada. Todas las generaciones de esta dinastía de toreros se han vestido en esta sastrería centenaria.

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