Revista Regiones del Mundo

Por qué viajar por libre (mi experiencia)

Por Elainn

Obviamente comprar un paquete en una agencia es mucho más fácil. Vas y en un rato ya solucionaste todo: vuelos, traslados, alojamiento, seguro de viaje, excursiones, etc. Luego te desentendés de todo. Pero…

  • Para mi primer viaje de vacaciones fuera del país, fui a averiguar en una agencia. El problema es que los precios publicados siempre son en base doble y ahí descubrí que ir sola me salía muchísimo más caro. Ir por mi cuenta me permite ahorrar en hotelería ya que puedo optar por un hostel u hostal. También puedo ahorrar en comida si voy a un sitio con cocina. Esto es imposible en un paquete que arregla con hoteles de tres a cinco estrellas. A mí no me importa alojarme en un hotel lujoso (aunque alguna vez estaría bien para tener la experiencia) ya que uno no viaja para quedarse encerrado en el hotel. Apenas lo uso para dormir. Asimismo, las excursiones contratadas desde afuera suelen salir más caras que las que uno compra in situ.
  • El segundo problema que descubrí  esa vez, fue que mis gustos no coincidían con lo que la agencia tenía armado. Yo quería conocer la parte arqueológica de México, pero el tour ponía mucho más énfasis en las playas de Cancún que en otra cosa. Visitaba algunas ruinas, pero de pasada. Para ir a la playa gastaba mucho menos y me iba a Brasil. Un viaje a medida sale una fortuna si uno lo hace con una agencia. Y yo no quiero que me digan adónde ir. Yo sé lo que quiero conocer y lo que no. Ir por tu cuenta te da la independencia suficiente para decidir tu destino.
  • Sí, es solitario y a veces arriesgado, pero podés conocer mejor el lugar. Los paquetes son como una burbuja. Ves lo que ellos quieren que veas. Si vas por tu cuenta tenés que animarte a pedir direcciones, hablar con la gente y compartir por unos días la vida de ese lugar. Cuando me tocó el paro general en Grecia me quería morir. Pero fue ese día cuando comprendí cuán parecidos somos. Hasta comencé a entender el idioma sin saber griego moderno. Es extraño, pero sabía lo que me decían aunque no lo entendiera. En México viajé en subte, trolebús, colectivo, combi y camioneta. Viajé con trabajadores y hasta me encontré con inmigrantes ilegales de El Salvador que buscaban entrar a Estados Unidos y me contaban de las coimas que tenían que pagar. Aprendí a hacer combinaciones de subtes en Santiago, ciudad de México, Madrid y Atenas. Comprendí, al menos por un rato, lo que significa vivir en Heraklio, Tinogasta, Ushuaia, Chiapas o Cusco.
  • Si vas con un tour armado y estás con gente que no te gusta, vas a tener que bancártela por días. Siempre en grupo a todos lados. Siempre esperando para la foto. Si vas por tu cuenta, vas a poder andar  sin un séquito. Y la soledad puede molestar pero también ayudarte a comprender el lugar. Podés hacerte nuevos amigos. Viajeros que también van solos y que están abiertos a una nueva amistad. Y no hablo de conocidos. Hablo de amigos. De esos que uno preferiría que no vivieran en Ecuador, o en el Chaco o en cualquier sitio a más de 100 kms de Buenos Aires.
  • Si viajás por tu cuenta, vos manejás tus tiempos. Podés sorprenderte haciendo algo que no tenías programado.
  • Vas a tener que aprender a superar frustraciones porque no siempre es posible seguir tu plan original. A veces un desvío puede desembocar en un mayor conocimiento de vos misma/o. Y esa es la aventura.

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