Como todos sabéis, Netflix ha adaptado en formato de serie la novela Por trece razones, escrita por Jay Asher. A pesar de sus detractores (la escuela canadiense St. Vincent Elementary ha prohibido que sus alumnos hablen de la serie), la serie que produce Selena Gómez se ha convertido en la más tuiteada de 2017, lo que ha hecho que Netflix la haya renovado por una segunda temporada.
Por si eres de las pocas personas que no sabe de qué va, te dejo la sinopsis:
No puedes poner freno al futuro.
Ni reescribir el pasado.
La única forma de revelar los secretos es... darle al «Play».
Una caja, trece caras de casete, trece culpables y una víctima.
Apenas han pasado dos semanas desde el suicido de Hanna, cuando Clay encuentra una misteriosa caja en la puerta de su casa. La caja contiene unos casetes que serán el comienzo de un perverso juego que involucrará a todos los responsables de la muerte de Hanna.
Sin embargo, teniendo en cuenta la trama de la novela original publicada en 2007, esta continuación no tiene mucho sentido ya que la historia queda cerrada. Esta es una de las primeras diferencias con la serie: Hannah Baker se suicida y no queda nada por contar salvo, quizá, qué pasa con Clay después de entregar las cintas a la siguiente persona.
En cambio, en la serie se quedan varias historias sin resolver porque, a pesar de que Clay es el protagonista, vemos cómo son las vidas del resto de compañeros de instituto. De esta manera podemos intentar entender mejor a los personajes, cómo se comportan con Hannah y cómo cambian sus vidas con su muerte. Esto no lo conocemos en el libro, ya que lo vemos todo a través de los ojos de Clay mientras él escucha las cintas. Por esto creo que la serie expande la historia y abre un universo de oportunidades narrativas que enriquecen la historia original de Por trece razones.
Aquello era exactamente lo que yo quería para mí. Quería que la gente confiase en mí, a pesar de lo que hubieran escuchado. Y más que eso, quería que me conociesen. Que se olvidasen de las cosas que pensaban que sabían de mí. Y que me conociesen de verdad. Quería que fuesen más allá de los rumores.
Sin que sirva de precedente, diré que es de las pocas veces que me ha gustado más la adaptación que la novela. Creo que los guionistas han conseguido sacarle mayor provecho a la historia alterando el orden de la trama (no contando todo desde el principio, como hace Jay Asher) y juntando a varios personajes en uno, entre otras cosas.
En la novela conocemos los sucesos importantes y la manera en la que han sucedido casi desde el principio, y no me refiero solo al suicidio de Hannah, lo que hace que disminuya el interés ya que no hay intriga. Además, como decía antes, en el libro hay varios personajes que no tienen casi peso en la trama pero que, en la serie de Netflix cobran mayor presencia y mejoran la historia original.
Supongo que de eso se trata todo. Nadie sabe con seguridad el impacto que tiene sobre la vida de los demás. A menudo no tenemos ni idea. Y aun así, hacemos las cosas exactamente igual.
En cuanto a Clay, el personaje principal, aunque en la serie nos pueda parecer un poco “parado” (hay hasta memes de “Escucha las cintas, Clay”), en el libro es todavía peor, te dan ganas de abofetearle por las respuestas que da a algunos de sus comportamientos.
Pero ¿por qué? ¿Por qué siempre que alguien nos veía, yo hacía como que aquello no significaba nada? Estábamos trabajando, eso es lo que yo creía que creyesen. No estábamos juntos. Solo estábamos trabajando.
¿Por qué?
Porque Hannah tenía una reputación. Una reputación que a mí me asustaba.
Los temas son los mismos: suicidio, bullying y violación. Sin embargo, en la serie aparecen las escenas de manera más explícita que en el libro. Al ser tan controvertidas han dado mucho de lo que hablar, sobre todo en los medios de comunicación.
A pesar de que hay otros cambios en la ficción televisiva (la profesión de los padres de Hannah, el tiempo que tarda Clay en escuchar las cintas o el modo de suicidio), creo que no afectan a la historia en sí. En todo caso, como he dicho antes, la serie de Netflix lo mejora.
Por su parte, Netflix ha creado todo un universo transmedia de la serie para hacerla mucho más real: desde perfiles en redes sociales de los personajes, hasta un vídeo donde se ve el acoso diario al que estaba sometida Hannah. Podéis descubrirlo todo en este artículo, donde está todo bien recogido y ordenado.
Para dejar claro que con la serie no quieren defender el suicidio sino acabar con él, Netflix ha creado una página web para ayudar a personas que tengan pensamientos suicidas, y otro sitio llamado "No seas una razón" que enseña claramente cuáles son los comportamientos que hay que evitar frente a situaciones de bullying.
Y tú, ¿has visto la serie o te has leído el libro?