"Una noche, en 1978, un alumno del programa de obstetricia más prestigioso de Delhi acudió a su primer parto. Inmediatamente después, vio saltar, desde la habitación del hospital, un gato con una «cosa... empapada en sangre, destrozada» en la boca. Como si nada, los doctores y las enfermeras continuaron asistiendo más abortos que nacimientos, varios, a los seis o siete meses de embarazo. Cuando el estudiante finalmente preguntó a una enfermera por qué no se trataba con más cuidado al bebé abortado, ella respondió tajantemente: Porque era una niña".
Faltan más de 160 millones de mujeres en Asia debido al aborto selectivo en función del sexo, número superior al de todas las mujeres que actualmente viven en Estados Unidos. Es esta una de las conclusiones del libro de la periodista Mara Hvistendahl, titulado Unnatural Selection: Choosing Boys Over Girls and the Consequences of a World Full of Men (Selección no natural: elegir niños en vez de niñas, y las consecuencias de un mundo lleno de hombres).
La autora refuta la idea de que la selección en función del sexo es una cuestión de pobreza. Son los ricos (los hospitales más prestigiosos de Delhi y su clientela) quienes inician la práctica, mientras que la población general, lamentablemente, sigue su ejemplo.
La escasez de mujeres casaderas ha empeorado la condición de la mujer: la compra de novias, sin consentimiento, abunda. Hvistendahl incluye desgarradoras entrevistas a muchachas secuestradas en sus primeros años de adolescencia y obligadas a mantener relaciones sexuales con diecisiete hombres por día, durante tres meses, para ser iniciadas en la prostitución.
Otro mito desmontado por Hvistendahl es el reclamo de las feministas, quienes dicen defender a las mujeres de tales abusos. Por el contrario, ella descubre una conspiración de silencio. Aborto siempre ha existido, pero la aceptación social del aborto, y el aborto selectivo por sexos es la auténtica lacra de nuestro tiempo. La noticia positiva de estos días es que el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, cuyo patronato integra el Arzobispado de Barcelona además de la Generalitat y el Ayuntamiento, ha anunciado que dejará de practicar abortos.