La menopausia
comienza cuando los ovarios producen menos estrógeno. Esto afecta a otras
hormonas, incluyendo un aumento en el nivel de gonadotrofinas secretadas por la
Hipófisis. Estas gonadotrofinas están involucradas no sólo en la reproducción
sino también en la regulación de la temperatura, por lo que este desbalance
hace que el hipotálamo en el cerebro actúe para reducir la temperatura
corporal: sudando más, acelerando el ritmo cardíaco y dilatando los vasos
sanguíneos, lo que contribuye a que la piel se enrojezca. También puede generar
mareos y náuseas, pero el efecto más común es que la mujer se sienta acalorada. El
utilizar hormonas como tratamiento no es lo más recomendable ya que puede ser
contraproducente en algunas pacientes, lo ideal es consultar con su médico el
cual será quien de acuerdo a la valoración decidirá el uso o no de una terapia
de remplazo hormonal.