Se acerca el día del Padre y yo no tengo al mío en este mundo, pero aún me acompaña en mi vida. Mi padre era un hombre alto, robusto, de mal genio, linda sonrisa, aunque sonreía poco, yo era su regalona, me llevaba mi desayuno al colegio ya que estudiaba muy cerca de casa, la leche me llegaba tibia con un pan tostado, él esperaba hasta que me comiera todo en los escasos 15 minutos que duraba el recreo. Recuerdo sus abrazos apretados y los monosílabos que me repetía en la oreja, nunca entendí lo que me decía pero era divertido.
Recuerdo unas vacaciones cuando fuimos a un campo no muy lejos de la ciudad y me llevó a ver de dónde brotaba el agua por entremedio de las piedras, la que se posaba entre piedras y hojas de árboles; hicimos una fogata en la noche y en el cielo habían miles y miles de estrellas, si hasta parecía que podías tocarlas con la mano.
Pienso que este mundo tan apresurado lo habría colapsado, creo que nunca hubiese usado Internet o llegado a tener un email, fue un hombre sencillo y yo lo quise mucho. Tuvimos poco tiempo para conocernos, pero el tener estos recuerdos me deja con la sensación de haber vivido a un papá maravilloso, en el tiempo y espacio precisos.
Estas palabras van dedicas a mi padre Matías, que sé que mientras escribo él está leyendo.---------------------------------------------------------------A continuación, les dejamos los link de los otros post que participaron de este desafío: