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Postales para Luis Brito. Un mes sin El Gusano

Publicado el 01 abril 2015 por Blog De Golcar Golcar Rojas @golcar1

Postales para Luis Brito. Un mes sin El Gusano

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Hace un mes, el timbre del teléfono, el domingo a deshoras, sonó hueco.

La sorpresa venía acompañada de lágrimas incontenibles y de un dolor en la boca del estómago y un vacío en el pecho.
El sueño se espantó de golpe.
Lo inesperado fue un mazazo en el vientre.

¡Murió El Gusano!

Cayó en la acera cuando su corazón no dio para más.
Murió como le correspondía, de corazón y en la calle, porque así vivió.
A todo corazón y callejeando incansablemente, como lo recordó la querida Elsy Manzanares.
La calle era su hábitat y su escenario. Su fuente de creación. Su inspiración.
No era hombre de camas y mezquindades. Era callejero y querendón.

En el 2009, se apareció con un pequeño sobre en la puerta de mi casa.
Venía cargado de flores.
Las tres flores que iluminan este escrito.
Tres flores que eran un cuento de vida, belleza y muerte.
Tres flores que eran un homenaje a la belleza y a lo efímero.
A la belleza de lo efímero.

Es que Luis nos enseñó a ver. Nos enseñó a mirar más allá de lo aparente.
Con Luis, el cielo dejó de ser sólo cielo.
El cielo se volvio Brito, ‘azul Brito’
y ya más nunca pudimos verlo sin verlo a él y presentir a sus ángeles.

Nos enseñó a ver la belleza de una flor marchita.
La desintegración de una flor cobró significado. Se hizo discurso de lo efímero de la vida
y la belleza insondable de la muerte.

Luis nos enseñó a ver lo que hay más allá de unas manos,
de unos pies.
Nos mostró que un gesto captado al paso es todo un discurso.
Nos mostró que los rostros son un mapa. Que cada surco de la piel, cada mancha,
es una historia de vida y en los ojos de los fotografiados nos dejó su alma
y nos mostró la suya.

Imposible volver a mirar las cosas de la misma manera después de conocer a Luis y sus fotografías.
No hay manera de ser indiferente ante la imagen o ante la realidad.

El Gusano tenía esa capacidad que solo tiene un artista de mostrarnos lo feo de la realidad, de manera hermosa, con imágenes que son cachetadas en la conciencia. Como esas excelentes fotografías que hizo de los adefesios con los que la revolución ha inundado muros y calles del país.

Más allá de lo que tiene que ver con la imagen y la fotografía, una escuela que por siempre estará allí, en su obra. El Gusano nos mostró la parte humana del hombre.
Su desprendimiento y su capacidad para darse también fueron una escuela.
Su ‘nalgasprontismo’ nos ensenó a ser mejores seres humanos porque así debe ser ‘la vida humana’
-esa frase con la que lo recuerda la hermana pendeja, Mercedes Vázquez-.
Su esencia era desprendida y desinteresada.
Engullía la vida con ‘alegría sincera’.

En mi mente siempre ronda una linda chaqueta de jean rojo vino que llevaba una vez que nos vimos.
‘Me gusta’, le dije.
En su siguiente visita, llegó con la chaqueta en la mano,
Sin más, me la regaló.
Una chaqueta en la memoria y en mi corazón el agradecimiento eterno por los tantos favores recibidos y su espléndida entrega a la amistad.

Por esto, el domingo primero, al escuchar la infausta noticia,
el corazón se resquebrajó y el vientre se contrajo.
Se murió un hermano y dolió como sólo puede doler la muerte de un ser querido.

Entonces, surgieron estas postales, como una forma de desahogar tanto dolor…
Mantener vivo el recuerdo y el cariño.

El Gusano se nos fue ese domingo pero sigue en el cielo azul Brito,
en los ángeles,
en las flores,
en las manos y en los pies,
en las arrugas de los rostros de la gente que fotografió,
en la sonrisa y en la mirada de la gente que amó.
‘Los seres que uno ama’.

Postal #1

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Ya para ti no es un misterio,
Gusano.
Ahora estás allá.
A la vida le sacaste todos sus misterios. La escudriñabas a placer.
Te la comiste en unas patas de cochino.
La devoraste con pasión.
Frenético.
Te vas siendo joven.
Ya quisieran muchos jóvenes tener la mitad de la pasión y el frenesí con que viviste hasta el último respiro.
La muerte, Gusano, ya no te obsesionará más.
Ahora, ya lo sabes,
El último misterio se te ha revelado.
Salúdane a Franklin Brito.
Abraza de mi parte a Reverón..
Espéranos, Luis.
No nos olvides.
Nosotros no podremos olvidarte.
El dolor pasará, siempre pasa.
Pero el amor estará siempre.
Con tus amigos los ángeles un día nos encontraremos y seguiremos juntos en la cofradía de los nalgasprontas.
¡Coño, Gusano!
Qué dolor.
Qué desgarro.

Postal #2

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Aquí está tu sofá cama, Gusano.
Frente a tus caballos. Junto a tus manos. Frente a los ángeles.
Estás a donde mire.
Estás en el gallo del baño.
Estás en una gaveta donde están tus flores. En otra donde están tus zapatos y el caniche.
Estás en el dramático cielo azul cobalto como el de tus fotos donde hoy te reciben.
Estás sobre el cpu en una miniatura de la foto de Linsay Kemp para llevar en el pecho.
Ahí, donde ahora duele tu ida.
Un broche para llevar del lado del corazón que no para de llorarte.

 

Postal #3

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Tenías cosas que decirme.
Siempre teníamos cosas que decirnos, Luis.
Me debes esa llamada.
No te lo tendré en cuenta.
Yo te debo tanto.
Qué orgullo haberte tenido.
Seguirte teniendo.
Siempre estarás. Nunca te irás.

 

Postal #4

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Me quedé con las ganas de recorrer los salones de alguna galería o museo de #Maracaibo junto a Luis para que me hablara de las muñecas de Reverón, de SUS muñecas, las de Luis.

Maracaibo nunca respondió. Ni el Camlb ni LUZ hicieron el esfuerzo por traer esas fotos.
Yo quería ver en los muros de una galería o museo de Maracaibo esas muñecas cuyas fotos vi nacer desde una prueba de contacto. Pero nadie respondió.

Postal #5

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Cuando terminé de.escribir ‘Te voy a llevar al cielo’, al primer amigo al que se la envié fue a Luis Brito. Yo estaba contento y me interesaba su opinión. Sabía que no andaría con eufemismos.
Al día siguiente, le pregunté:
-¿Qué te pareció, Gusanito?
-Me la leí dos veces.
Fue su respuesta. No hizo falta más. Entre nosotros no hacían falta muchas palabras.
Como a los dos días sonó el teléfono:
-Golcar Margarito -dijo sin mediar saludo-, esa vaina hay que publicarla y, cuando la vayas a publicar, yo me voy a Maracaibo o tú te vienes para acá porque te regalaré la foto para el libro.
Eso.

Postal #6

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¿No entiendo para quién se exhibe hoy este cielo

sin pudor

si ya no está Luis para fotografiarlo?

 

Postal #7

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Pensé en agarrar un avión para ir a despedirte Gusano.
Son sólo 45 minutos de vuelo, pensé.
Pero es mucho más que eso.
Es el miedo a enfrentarlo.
El pavor a la certeza.
No soportaría el gentío de duelo.
No tengo valentía para escuchar el llanto, las oraciones, los rezos.
Los chistes, porque tratándose de ti, siempre habrá un chiste, una locura, una necedad.
No quiero tener ese recuerdo de poleas chirriantes.
Quiero, cuando mengue el dolor convencerme de que sigues de viaje.
Olvidaré ese timbre de teléfono a deshoras un domingo.
La memoria no guardará el gemido ahogado de Cristian al recibir la fatal noticia de boca de Mercedes.
Todo será una alucinación de una mañana de mal dormir.
Entonces, sabré que un día sonará el teléfono: ‘Golcar Margarito, prepara el sofá que llego mañana’. Y te diré: ‘Necio. Tú sabes que ese sofá siempre está listo para ti. Siempre te espera’.
O nos tropezaremos en una calle y el abrazo será eterno.
Hoy, pasamos horas de nalgasprontas, Gusano. Creo que fuiste tú quien hizo que todo se traspapelase para ponernos a prueba a ver si aprendimos algo. Creo que estuvimos a la altura, Luis.
Fuiste luz, Gusano y ahora iluminas como nunca.
Téngase la delicadeza de no dejar nunca de alumbrarnos el camino con alegría sincera.

Postal #8

postal7
Luis nunca dejará de ser el mágico Gusano de la luz.
Fue una noche de mal dormir.
De dar vueltas en la cama con su presencia en el alma y sueños cortos, extraños y bonitos.
Estaba en Montevideo, mi sobrino nuevo, Valentino, a quien aún no abrazo en carne, estaba hermoso y sonriente. Inmenso. Mucho mayor que el corto mes que apenas cumple.
Pasé frente a una casa que era como un escenario teatral. Quienes allí vivían parecían personajes en escena.
Sobre una mesa, tapados con lienzos crudos y beis, había postres.
Me robé un pedazo de una exquisita milhojas con dulce de leche.
Estaba deliciosa, producía una rica sensación. Estaba hecha con marihuana.
Un hombre de gesto adusto y barba entrecana me reclamó que si yo iba a Uruguay sólo para drogarme. Le respondí que no era en mí país donde la marihuana se vendía legalmente, y seguí.
Ja ja sólo en sueños me gustará la sensación de la marihuana. Y entre una imagen onírica y otra, siempre está Luis.
Desperté. Sonó el teléfono.
Una voz diáfana, cantarina, caraqueña como el Ávila, me abrazó y me habló de Luis.
Era Faitha Nahmens, cálida como un cielo azul con luna tempranera.
Una voz que abraza, cobija, consuela y pone un delicioso sonido a una amista de LCD,
para leerme su semblanza del Gusano.
Gracias, queridísima.

Postal #9

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Gusano de agua
Gusano de tierra
Gusano de luz
Y de dramática sombra.
Gusano de aurora.
De luz de atardecer.
Crisálida que el primer día de marzo
Se convirtió en mariposa
Y voló hacia el cielo azulísimo
que siempre fue suyo
Para hacerse eterno.
#LuisBrito
Foto de Ramón Lepage.

Postal #10

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El humo y el fuego le dan el último impulso para ascender a los cielos.
Esos cielos que siempre fueron de él.
Tendrá arreboles de Carora
Y amaneceres y atardeceres de Río Caribe.
Su paz será azul cielo.
Su eternidad será una foto
de azul cobalto sobre soporte de plata
como nos regaló siempre.
#LuisBrito

Estará en paz, pero no descansará.
Luis Brito no fue un hombre de descansos.

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