Con películas como esta, queda claro que el Spielberg-productor y el Spielberg-director van por caminos muy diferentes. En esta ocasión, el Rey Midas de Hollywood nos cuenta una historia que parece haber sido pensada para arrasar en los Óscars: animal y hombre separados por la guerra que lucharán para reencontrarse. Hay gente que acusa a Spielberg de ñoño, así que supongo que sus detractores se ponen nerviosos ante la presencia de un film presumiblemente pasteloso.
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