Revista Cultura y Ocio

Postigo de los Doce Cantos, Toledo

Por Pablet
Resultado de imagen de Postigo de los Doce Cantos, ToledoPostigo más que puerta con ingreso en codo, típico del período árabe, daba paso a la ciudad por la muralla del Este. 
No debió tener gran importancia militar por ser solamente una segunda línea defensiva, amparada por el fuerte conjunto del castillo de San Servando. 
Plaza de armas del puente de Alcántara y la coracha protectora de éste inmediata al arco menos del mismo. Por ello, nos parece muy dudoso que desde este lienzo se haya defendido a la ciudad alguna vez.
Se menciona por primera vez con su nombre actual en la jordenanza dictada por “Los señores de Toledo”


El 7 de junio de 1480, designándose los lugares donde debían arrojarse las basuras, indicándose a éste como “otra quebrada que está ende, de fuera del antepecho”. Se ve que por este procedimiento se fue formando la ronda actual o paseo de los cabestreros, enlazando así la subida hasta Doce Cantos (Que antes terminaría frente a la puerta) con el Espinar del Can.
Resultado de imagen de Postigo de los Doce Cantos, ToledoEl postigo que hoy vemos estaba tapiado hasta que fue descubierto en 1926, al eliminarse los revocos que cubrían lo que parecía un simple machón, lateral al paso hacia la calle del Carmen; paso que ahora es sólo un rompimiento de la muralla, pero que hasta el siglo XVIII al menos tuvo su correspondiente puerta. 
Así resulta de la documentación conservada en el Archivo Municipal toledano, según la cual y por haberse deteriorado debido a repetidas lluvias (y añadimos nosotros, por la acumulación sucesiva de tierra por la parte alta de la muralla), se encargó al alarife José Díaz un estudio de su restauración. 
Así lo hizo éste, proponiendo el 2 de junio de 1760 que se adornara la puerta “demoliéndose el trozo de muralla que ha quedado unida a los corrales del Hospital de Santiago y rehacer la parece simétricamente; eleva uno y otra a la altura de 12 pies y formar una imposta, y sobre ella un pedestal con su remate en medio, y unido a dicho trozo de pared, se hará una porción de círculo, la que rematará con garbosidad”
Tal propuesta fue aprobada por el municipio, así como la cuenta subsiguiente a su realización: ésta, el 18 de julio del mismo año, por 1647 reales, menos de 435 que importaron los materiales resultantes del derribo. En resumen, una obra de poca envergadura que no debió modificar gran cosa la estructura antigua, salvo el remate superior.
Lo que no hemos averiguado es que cuando se eliminó el dintel que evidentemente tuvo, hasta quedar en el simple hueco actual; tal vez se quiso ensanchar el paso sin meterse en nuevas obras. En cuanto al trozo de muralla cuyo derribo se proponía por el alarife, no se hizo por fortuna, ya que en él iba incluido el postigo árabe actual. 
En todo caso se ve que nunca tuvo este paso gran importancia, al tener que pasar a llegar a él dos puertas precias; la del puente, a su vez doble, y la de San Ildefonso, derribada, como dijimos, al tratar del viaducto, ya en 1871, y que debió sustituir a ésta en su función defensiva, tanto por ser, al parecer, más moderna, como por la estructura conservada aún en el postigo sobreviviente, que tuvo al menos dos plantas, quedando restos de la escalera de acceso a la segunda, ya desaparecida. 
Creemos probable que al cerrarse totalmente la plaza de armas con una puerta al norte, hacia el Miradero, y otra al sur, la citada de San Ildefonso, perdió su utilidad este paso de Doce Cantos, muy restringido si nos atenemos a los restos conservados; se abandonó su conservación, salvo la reparación citada de 1760, y acabo por romperse la muralla. Sin utilidad ya la puerta primitiva, se tapió y quedó olvidada (ya lo estaba en 1760, a juzgar por el informe del restaurador) hasta su descubrimiento en 1926.
Se ha discutido por los antiguos historiadores si el nombre de Doce Cantos se debía a componerse el arco de doce dovelas o bien a una fuente de “Doce Caños” Situado junto a él. Aunque la cuestión no tenga gran trascendencia, parece más probable la segunda solución, por que consta que hubo una fuente efectiva en el lugar, cuyo pretil se mandaba reparar en 1776 para adecentar los lugares que iba a recorrer Carlos III al regreso de una cacería en El Castañar. La fuente no debería funcionar ya en tal época (En 1617 se interrumpe el artificio de Juanelo, definitivamente) pero algo quedaba de ella, como vemos.
Diremos por último, que al exterior de esta puerta y sobre el terraplén que formaron los escombros y basuras a que antes aludimos, había casas que figuran en el plano del Greco situadas en lo que hoy se llama paseo de Cabestreros. Allí se censaron en 1561 a veinticuatro vecinos, feligreses de Santa María Magdalena; y no sabemos si a la vez que tales viviendas hubo otras adosadas a la muralla de las que aún quedan algunas ruinas, que se demolerían al iniciarse la llamada “Ronda Nueva” y luego Cornisa del Tajo.
Textos sacados de "Historias de las calles de Toledo" de Julio Porres.
http://callesdetoledo.es/un-poco-de-historia-doce-cantos/&version;
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