El martes pude estar en el homenaje a Gregorio Ordóñez, con muchos amigos del Partido Popular y de otras organizaciones. Mª Dolores de Cospedal, J.I Zoido, Pablo Casado, Cristina Cifuentes, Esperanza Aguirre y muchos presidentes de sede y afiliados, todos unidos en el recuerdo al que fuera un ejemplo de lucha y de libertad de expresión en el País Vasco.
A Gregorio Ordóñez le mató la ETA para silenciar su voz, tan incómoda en ese momento en el que el Partido Popular empezaba a demostrar que tenía mucho que demostrar y aportar a la sociedad española, la vasca incluida. A Goyo se lo cargaron básicamente por tener el valor de no callar ante la amenaza, por elegir la libertad en lugar de la mansedumbre y el miedo.
Algún idiota utilizará este artículo para decir algo del tipo “uy, que indignante, se vale de la muerte de Goyo para un tema puntual en Madrid”, pues no, ya aviso que no. Que el asesinato de Goyo está millones de años luz por encima de cualquier rencilla partidista en Madrid o en donde sea. Pero resulta curioso que en 24 horas tengamos dos funciones totalmente diferentes, la de la unidad y la hermandad un día, la de la división y el ataque otro. Libertad de expresión el martes y libertad de expresión ayer, porque va de eso, de poder expresarse y opinar libremente, difundir tus ideas y que los demás puedan escucharlas, aunque no gusten. Y no pasa nada oiga, con educación y espíritu constructivo se puede hablar sin miedo.
Ayer hubo una reunión de vocales vecinos en el Partido Popular de Madrid, por lo visto se les había convocado para “escucharles” y darles las gracias, pero cuando algunos quisieron hablar, no les dejaron. Por el lado de la Presidenta de la Gestora de Madrid, Cristina Cifuentes, argumentan que ella se quedó a hablar con todo el que quiso. A mí me consta que ella se para a hablar (conmigo lo hizo) y que además aboga por la libertad de expresión. Pero también es cierto que si convocan a cientos de vocales vecinos para escucharles, deberían poder hablar en la reunión, no solamente de tu a tu, que es muy loable departir con todos, pero quizá el objeto de las reuniones grupales es precisamente que tu voz se oiga en el grupo.
No estuve en la reunión y únicamente tengo los datos que me aportan unos y otros, pero desde luego que la libertad de expresión debería ser siempre una premisa, máxime cuando en el Partido Popular de Madrid hay una Gestora, lo que supone una situación excepcional y obliga a ser muy ecuánime y mirar mucho los gestos.
A mí me da mucha pena que en 24 horas se pase de la unidad a la trinchera y más pena aún que miembros de una Gestora puedan dejar de respetar a quienes expresan libremente sus opiniones, sean o no acertadas, pero con educación y con respeto. Insisto, las Comisiones Gestoras tienen un único sentido, que es velar por el cumplimiento de los Estatutos y garantizar un orden hasta el Congreso (o Asamblea si se trata de una sede local) para que cualquier candidato que quiera presentarse lo pueda hacer con todas las garantías.
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