Revista Salud y Bienestar

“Prácticamente no existe rechazo en el trasplante hepático”

Por Fat
Las principales novedades en el trasplante hepático y las connotaciones éticas que proporciona esta modalidad con paciente en vivo han sido los dos grandes asuntos en la sesión plenaria en la que ha participado el Dr. Juan del Rio, cirujano general del Departamento de Trasplante en el Hospital Monte Sinai de Nueva York.
El Dr. del Río destaca que el rechazo del órgano ha dejado de ser una preocupación para ellos, "al menos en el trasplante hepático. El rechazo de los trasplantes es prácticamente inestimable en la actualidad en estos casos, siempre que se cumplan los procedimientos anteriores y posteriores a la intervención; y sólo se produce si hablamos de un tratamiento pobre o de un paciente que no toma la medicación".
Aun así, el experto señala que la aspiración de esta modalidad es llegar a la tolerancia plena, al punto en que el paciente no necesite un tratamiento tras el trasplante. Desde el punto de vista quirúrgico, ese objetivo se materializa en la mejora de la calidad de los órganos utilizados en el trasplante, que cada vez es peor (recordemos que la mayor parte de los órganos procedía antes de personas jóvenes y sanas, y ahora viene de personas mayores con accidentes cardiovasculares), logrando el funcionamiento de algunos órganos que en teoría no iban a funcionar.
"El especialista no puede modificar el número de donantes, pero sí modificar la técnica quirúrgica y hacer que el hígado sufra menos en el trance de la operación, donde pueden ocurrir los daños a largo plazo", afirma el Dr. del Río.
-Trasplante celular
El especialista trató también el tema del trasplante celular, que ha demostrado ser útil en el caso de tejidos celulares hepáticos para casos agudos. En ellos, se trata de mantener con vida al paciente para que el propio hígado no degenere. En el caso de la hepatopatía crónica su utilización resulta muy difícil, porque el hígado se encuentra demasiado dañado y no resulta posible modificar la estructura.
-El componente ético
"Aceptando el trasplante de donante vivo y sus connotaciones científicas como una realidad, el cirujano tiende siempre a proteger al paciente al máximo", afirma el Dr. del Río. "Una vez aceptado, lo más importante del donante vivo es cuál es el conocimiento del paciente trasplantado; éste debe tener conocimiento de todo lo relacionado con su donación. Hay que evitar toda coacción, emocional, económica y de otros tipos".
La tendencia es a eliminar los vacíos de información y evitar que los pacientes acudan con desconocimiento a las operaciones, evitando en todo caso un posible mal a un paciente sano. En el caso concreto de los trasplantes de hígado, este aspecto es especialmente grave, debido a los riesgos de fracaso hepático y su mortalidad. "Es necesario un análisis psiquiátrico previo al trasplante, que asegure los términos patológicos y psíquicos", señala el Dr. del Río.
Diferencias entre el modelo español y el estadounidense
Entre los dos modelos sanitarios existen diferencias fundamentales que afectan todo tipo de trasplantes. Las diferentes estructuras legales y regulativas americanas no son las mismas que en España y Reino Unido, donde los sistemas públicos aseguran la asistencia sanitaria a todos los necesitados de trasplante.
Los datos de supervivencia en un año son parecidos en ambos casos; el porcentaje ronda el 87%. En el caso americano se dan diferencias importantes entre las diferentes regiones, mientras en el 90% de las ciudades los donantes superan en número a los trasplantes necesitados, en grandes zonas como Nueva York, Chicago, Los Ángeles o San francisco, las necesidades en términos de calidad y cantidad son mucho mayores, convirtiéndose en receptoras de aquellos órganos que, por distintas razones, no han sido utilizados en zonas con mayor porcentaje de donantes. En todo caso, la supervivencia en todo el país es similar, en torno a 92% en trasplantes en un año.

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