Esta maravilla de la naturaleza la encontramos en los océanos Ártico y Antártico, ya que las flores de hielo se producen a temperaturas muy bajas próximas a los -22 grados. Estas curiosas flores sólo se forman cuando en la superficie del mar hay una capa fina de hielo y el vapor de agua se escapa a través de sus pequeñas fisuras. Este vapor de agua, al entrar en contacto con el aire frío y húmedo, se congela sin pasar por el estado líquido, cristalizándose inmediatamente de forma que se crean estas flores de hielo (proceso conocido como ‘nucleación’).
Las estructuras de estas flores de hielo crecen hacia arriba a medida que la sal de la superficie se cristaliza cuando el aire húmedo entra en contacto con la escarcha recién formada. También pueden encontrarse en estanques de agua dulce (siempre que la temperatura sea lo suficientemente baja) y llegan a ocupar amplias extensiones.
Estas obras de arte de la naturaleza son únicas y muy curiosas porque, a diferencia del hielo normal, ellas son saladas. El mar de hielo en el que se forman exprime el agua salada en un proceso conocido como ‘rechazo de salmuera’ y ese exceso de sal es recogido sobre los cristales de hielo, haciendo que la salinidad de estas flores alcance casi tres veces la del agua de mar.
Sin embargo, la principal particularidad de estas flores es que recogen bacterias marinas y otras sustancias a medida que crecen. Debido a eso son un laboratorio ideal para estudiar los microorganismos que habitan en esas regiones. Según los investigadores de la Universidad de Washington: “podrían ayudar a descubrir a dónde vamos, de dónde venimos o, incluso, podrían dar pistas sobre la presencia de vida en otros planetas ya que estas flores producen sustancias químicas que pueden ayudar a saber algo más sobre el origen de la vida en la Tierra”.