Pragmática Sanción eran las leyes promulgadas por el rey de España, que incumbe o modifica, distintos aspectos fundamentales del Estado, regulando así, cuestiones como la sucesión dinástica, entre otras. Esta prerrogativa legislativa, es utilizada por la Corona española desde la Edad Media, para aprobar normas cuya sanción corresponde a las Cortes, cuando éstas no lo hubieran hecho.
Entre las que han adquirido notoriedad histórica pueden destacarse las siguientes:
· Pragmática Sanción de 554, dictada por el emperador Justiniano I.
· Pragmática Sanción de 1269, que habría emitido el rey Luis IX de Francia, que en realidad fue un documento falso elaborado por la cancillería francesa en el siglo XV.
· Pragmática Sanción de 1438, dictada por Carlos VII de Francia
· Pragmática Sanción de 1549, dada por Carlos I de España, estableciendo las diecisiete provincias.
· Pragmática Sanción de 1567, de carácter antimorisco, dictada por Felipe II de España
· Pragmática Sanción de 1713, dictada por el emperador Carlos VI
· Pragmática Sanción de 1767, dictada por Carlos III de España, decretando la expulsión de los jesuitas de España.
· Pragmática Sanción de 1776, dictada por Carlos III de España sobre matrimonios desiguales.
· Pragmática Sanción de 1783, dictada por Carlos III de España sobre los gitanos.
· Pragmática Sanción de 1789, dictada por Carlos IV de España pero promulgada por su hijo Fernando VII en 1830.
· Pragmática Sanción de 1830, promulgada por Fernando VII de España derogando el reglamento de Sucesión de 1713.
El 29 de marzo de 1830 Fernando VII promulgaba la Pragmática Sanción que dejaba sin validez la antigua Ley Sálica. Desde el comienzo de su reinado, el heredero al trono era su hermano don Carlos, pero, de repente, todas sus opciones se iban al traste. Don Carlos no era un mal candidato, aunque de ideas tradicionalistas, por lo tanto, partidario de una monarquía fuerte, y, además era de un talante más entero que el veleta de su hermano. Por lo que, dicha opción no gustaba a los liberales, que estaban llenos de proyectos de futuro.
En mayo de 1929, la muerte de la reina Josefa Amalia cambia de repente el panorama. El rey estaba achacoso a pesar de no tener más de cuarenta y cinco años. Fernando quería un heredero y, para alegría de los liberales, gracias a la mediación de la infanta Luisa Carlota, hermana de la prometida, contrajo matrimonio con María Cristina de Nápoles. Los liberales cubrieron de loas a la nueva reina, a pesar de estar educada en una de las cortes más reaccionarias de Europa. Parece que, a veces, el interés traza curiosas alianzas. En menos de un año el rey anunciaba un descendiente —la futura infanta Isabel—, y en marzo de 1830 promulgaba la Pragmática Sanción que derogaba la vigente Ley Sálica. Ley que había sido implantada por Felipe V, rompiendo con el viejo orden sucesorio de Castilla implantado en Las Partidas de Alfonso X el Sabio, que priorizaba al varón, aunque dejaba reinar a la mujer en ausencia de descendientes masculinos.
Pero el problema sucesorio no estaba resuelto. Ya que, los partidarios de don Carlos, que se encontraban muy bien organizados, tras todo un reinado aguardando su momento, ejercieron una presión considerable que presagiaba un peligro latente, de un conflicto civil ante la juventud del sucesor y el largo periodo de regencia que se esperaba. Estas presiones dieron resultado y el rey ordenó derogar la Pragmática Sanción. Era una buena noticia para los partidarios del pretendiente. Aún quedaba una última jugada, que contó con la connivencia de la reina María Cristina, la cuñada del rey y el Partido Liberal. Luisa Carlota —hermana de la reina—, consigue entrar en La Granja y persuade al rey para revertir el proceso y derogar la Ley Sálica, lo que este hizo el 28 de septiembre de 1832. No se producirían más movimientos y un año después moría el monarca. La inevitable consecuencia sería la guerra.
Ramón Martín