La banca española necesitará 53.745 millones de euros para sanearse (casi nueve billones, sí, con b de billones de las antiguas y queridas pesetas). Son los lodos, el poso que ha dejado en el fondo la burbuja inmobiliaria, ya desinflada pero no del todo, y que ha inundado el aire de gases lacrimógenos. “La información incluida en este reportaje se ha realizado de acuerdo con los criterios, métodos de trabajo, puntos de partida y procesos formulados, especificados y requeridos por el Banco de España y o los comités. Oliver Wyman renuncia expresamente a cualquier responsabilidad” por ellos. La cifra la conclusión del informe realizado por la consultora independiente Oliver Wyman para el Banco de España. Las únicas variables que crecen son el desempleo y la prima de riesgo (página 45). Oliver Wyman contempla el peor de los escenarios en esta prueba de stress total a la banca española. Pero, cuando acabaron de escribir su informe, los chicos de la consultora no habían visto todavía los Presupuestos Generales del Estado 2013, presentados un día antes por el Gobierno. Vienen éstos estropeados de origen: son los presupuestos de la cortedad de miras, elaborados por y para la miseria desde la opulencia y la ignorancia total del entorno social y económico. Y es que con la hucha de las pensiones no se juega. No debe ni tocarse. Sólo pensar en ello, aunque sea cogiendo un mordisco, es robar y jugarse el futuro en la ruleta rusa, aunque no el de ellos, que será bien remunerado por una pensión vitalicia. El PP echa mano de 3.000 millones de euros, al tiempo que aboca todas las partidas fundamentales a ser deficitarias para, finalmente, ser pasto de la privatización final. En Valencia ya han empezado. Y no es eso. Falta inteligencia y valentía y sobra malicia e incapacidad manifiesta (los porcentajes de participación varían según los casos), para hacer unos presupuestos no ya solo creíbles, con una previsión de ingresos realista de acuerdo con una política para el crecimiento inexistente, sino también voluntaristas, con un objetivo claro.