En 1987, año en que un servidor venía al mundo, una criatura alienígena rastafari aterrizaba en los cines en una película de acción más que eficiente titulada “Depredador”. No exagero si digo que la habré visto decenas de veces y que forma parte de esa colección de películas que han moldeado mi infancia y que no puedo dejar de mirar de vez en cuando. Este relato de supervivencia y soldados muy machotes empezaba como cualquier otra película de su género (puros, sudor, tabaco de mascar, alguna que otra frase lapidaria como el “no te muevas” tras acuchillar a uno contra la pared) pero luego nos encontrábamos con que nuestro equipo de mercenarios tenía un enemigo como nunca habíamos visto: un ser alienígena bien armado que estaba de caza en nuestro planeta. Conforme avanzaban los minutos, ese grupo de personajes muy bien definidos y con sus características propias (aunque alguno había más chulo que otro, porque no me iréis a decir que el indio cortando las plantas con el machete para beber de ellas no estaba deseando que alguien le mirase) iba cayendo, víctimas de un cazatrofeos, dejándonos para el final un encuentro casi tribal entre Arnold Schwarzenegger y nuestro monstruoso enemigo.
Más tarde llegó una normalita e infravalorada secuela, donde en una sala de trofeos podíamos ver un sospechoso cráneo de aspecto fálico, lo que dio origen a numerosos cómics y teorías (algunos de los cómics rozaban lo absurdo). Tras dos películas que no gustaron a casi nadie, se decidió separar a las criaturas, reforzar sus sagas individuales y, previsiblemente, volverlos a juntar dentro de algunos años. Si en el 2020 el mundo no se ha acabado, es probable que me deis la razón. Pero de momento se ha estrenado Predators, que sigue la estela del film de James Cameron: Una vez perdida la sorpresa, explotemos a saco a los monstruos. Y eso es lo que han hecho.
El argumento ya nos lo conocemos: un heterogéneo grupo compuesto por mercenarios, condenados a muerte y criminales se despierta en una selva sin saber exactamente cómo han llegado allí. Lo único que recuerdan es caer y unos paracaídas que se abrieron justo a tiempo. Como es normal, no son muy dados a colaborar, pero pronto se verán amenazados por enemigos descomunales (los perrators, como yo los llamo) La acción empieza casi desde el principio, así que no tardaréis mucho en ver caer a los miembros del grupo. Por ejemplo, A PARTIR DE AQUÍ YA HAY SPOILERS el primero de ellos, es usado para tender una trampa, dejarle herido y esperar a que los demás vayan a por él. Esa vocecita diciendo “ayudadme” les remueve a todos la conciencia, pero cuando incluso muerto, sigue sonando su voz, por mucho que sepas de dónde viene, y que hay un predator escondido en alguna parte, saben ponerte en tensión.
Desde entonces, y aunque hay acción a raudales, respiraremos algunos momentos que nos recordarán a la primera entrega. Esa selva, esa música, la presencia de “la impaciente”… Han sabido jugar con las marcas de la casa y potenciarlas, haciendo además que las criaturas no estén hechas por ordenador, sino que tengan un gran componente físico. Incluso a pesar de dar un aspecto muy digital a esta entrega, me sorprende lo bien hechos que están los Depredadores. Otro detalle es cómo paran la acción buscando esa “tranquilidad” que despedía la primera entrega. Incluso cuando el personaje de Lawrence Fishburne aporta poco o nada a la película.
Yo sigo pensando que este papel era para nuestro Chuarche, que cuando escapó en la primera entrega, los Depredadores le capturaron y lo soltaron en ese coto de caza. Hay una mención a la primera película, e incluso el personaje de Fishburne tiene una frase desconcertante: “Yo soy… el que escapó.” Pero claro, al tener que editar este personaje, decidieron recortarle y acabar con él de una forma muy rápida. Y es que te dejan caer que fue Schwarzenegger quien provocó todo esto, porque al escapar, los Depredadores se interesaron más por nuestra raza.
Como escena para el recuerdo quedará ese duelo entre el Yakuza y el alienígena, a katanazo limpio. Algo que en el tráiler me provocaba unas náuseas terribles pero que en la película han sabido resolverlo bien. Algo que me encantó de Predators es que su acción no es apabullante, sino que es como debería ser una película de acción: El duelo no es espectacular, es realista, no hay una gran coreografía, sino que son poco más que dos golpes entrelazados.
En cuanto a los personajes, se nota que las escenas de Danny Trejo han sido cortadas, y aunque todos son esquemáticos como el catálogo de expresiones faciales de Kristen Stewart, cumplen con su cometido, incluso Adrien Brody, que reparte leches a diestro y siniestro en un duelo que evoca al de la primera película.
En definitiva, Predators es lo que ofrece el tráiler, gracias a Dios, una película con cierto aire a serie B (Ese Predator apresado y ese campamento…) rodada de una forma tan clásica como pretendidamente barata. No hay mucho ordenador, y se pasa muy rápida. Si os gustó la primera, no entiendo por qué esta debería decepcionaros. Además, los aficionados al cómic seguro que disfrutan un detalle que no sé si es invención de Robert Rodríguez o no, que es la enemistad entre dos grupos de alienígenas: el de toda la vida y “los lobos”, algo bastante más grande y con mucho peor carácter.
Por cierto, Si recordáis la escena del tráiler en la que el pecho de Adrien Brody se llenaba de miras rojas… olvidadla. Era para dar la sensación de que, aunque sólo fueran tres, en esta película iba a haber PREDATORS.
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