Hay tiempos donde la hipocresía parece que se instala en el ambiente y no hay ambientador que tape su mal olor.
Es de un cinismo incomparable que dos personajes como Aznar y González vayan predicando de foro en foro, de entrevista en entrevista y de tertulia en tertulia, la necesidad de reformas brutales en forma de recortes, medidas de ahorro que significan más desempleo, austeridad en las cuentas públicas que significan mayor desprotección social y desmantelamiento del estado del medioestar, mientras ellos se garantizan un consejo (o varios) de administración y se forran el riñón.
Les confieso que lo de Aznar no me sorprende. Un tipejo de su talente es lo menos que podía hacer y a la derecha le da lo mismo como forrarse, si por lo legal, lo civil o lo penal. Y de González tampoco, hace mucho que consideré que este tiene la misma ética que una ameba coja. Pero confieso que me preocupa más. Porque en los tiempos que vivimos, donde la militancia psoe busca desesperadamente una luz a la izquierda donde reflejarse de vez en cuando, porque su gobierno les ha dejado a oscuras ideológicamente, la vieja guardia parece estar en alza.
Pues ahí tienen a su referente. Predicando con el ejemplo. Participando en el consejo de administración de una empresa que fue pública y que el con sus políticas privatizó. No se lleven las manos a la cabeza si un día ven a un tal pepiño de consejero en una empresa gestora de aeropuertos. Pareciera que alguno está garantizándose a medio plazo una jubilación privada ya que las públicas van a quedar para los pringados como nosotros. Les juro que si la próxima vez que vea a González pedir reformas, federalismos, austeridad, privatizaciones y no se cuantas cosas más, no se me hincha la vena de la garganta, ya resisto todo.
Hipócrita. Cínico.
Que asco dan… pero que asco.
Y lean este artículo de Hugo que lo expresa mejor que yo.
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