Tu entorno y las herramientas que utilizas tienen un impacto directo sobre tu bienestar y tu productividad. Es mucho más placentero trabajar en un entorno dónde puedes acceder a todo lo que necesitas fácilmente. Serás más creativo en un entorno en que tus ideas puedan fluir sin atascarse en una multitud de objetos o archivos (también virtuales) acumulados.
En un entorno donde es más fácil acumular cosas que deshacerse de ellas y ante la tentación constante de renovar el móvil y pasarte a un ordenador todavía más potente, surge esta pregunta por parte de un lector: ¿Cuál es el sistema operativo más sostenible y minimalista, teniendo en cuenta las necesidades cambiantes de nuestra sociedad? Cita el ejemplo de Windows que “cada X tiempo te obliga a cambiar de ordenador porque este ya no cumple los requisitos mínimos para su funcionamiento óptimo”.
Obligaciones reales e imaginarias
Muchas de las obligaciones y necesidades que tenemos se basan en la persuasión a través de una publicidad bien administrada. El nuevo sistema operativo es mucho mejor que el anterior y por ello tendrás que comprarte un netbook nuevo. La cámara más reciente tiene más megapíxeles que nunca así que la que tienes ya no sirve. Este año se lleva un tono morado más oscuro que el año pasado, así que tendrás que adaptar tu armario.
Y sin embargo hay gente que sigue utilizando el Windows XP sin tener ningún problema. Intercambiando fotos con amigos en facebook da igual si la camara tiene 4 u 8 megapixeles (¿notas la diferencia?). Y no te has dado ni cuenta de que tu amiga lleva una blusa de color lavanda que estrenó el año pasado. ¿Cómo es que algunas personas consiguen escapar de las obligaciones consumistas y otras se sienten atrapadas en una carrera interminable de “lo más nuevo”?
¿Qué utilizas? vs. ¿Qué necesitas?
En algunos casos el presupuesto te salva del consumismo. A lo mejor no es viable cambiar todos los electrodomésticos cada año (aunque los nuevos modelos sean más eficientes). Y cuando eras estudiante tampoco cambiabas de coche cada año, sino que el tenías aguantaba hasta el final. Y aquí está la clave: Mientras algo satisface tus necesidades no necesitas una alternativa. Se trata de aprender la diferencia entre qué utilizas y qué crees que necesitas.
Una amiga trabaja con un ordenador antiguo que tiene Windows XP como sistema operativo. Lo utiliza para ver sus e-mails,navegar un poco por internet y preparar informes y facturas en Word. Cada dos por tres alguien le dice que “necesita” un modelo más actual , pero a ella eso no le interesa. Prefiere invertir su dinero en escapadas de fin de semana. Lo único que ha hecho es cambiar la pantalla hace un año para poder abrir dos documentos a la vez. Ha detectado una necesidad real y la ha resuelto. La publicidad se ha quedado al margen.
La próxima vez que te sientas abrumada por todas las especificaciones de algún producto, haz las dos preguntas mágicas:
- ¿Qué me va aportar que no lo pueda obtener ahora con lo que ya tengo?
- ¿En qué actividades utilizaré estas nuevas opciones en los próximos dos meses?
Si la respuesta es “nada”, es probable que solo la publicidad “necesite” que lo compres.