Hay dos caminos para entrar en el minimalismo y simplificar tu vida. Algunos empiezan despacio, sacando un objeto cada vez de su vida y celebrando el proceso de desprenderse de las cosas superfluas. Otros reservan un fin de semana para acabar con todo el caos de una vez por todas y poder concentrarse en lo realmente importante una vez limpiado el panorama. Ambos enfoques funcionan y ambos pueden dar muy buenos resultados. Cuál de ellos funciona mejor depende de tu situación actual y de la urgencia que tengas a la hora de reclamar tu propio entorno.
10 min al día: si no te gustan mucho los cambios, pero quieres hacer algo
Los cambios asustan, y el miedo al cambio es lo que impide las reformas del sistema sanitario en Estados Unidos a pesar de las ventajas que eso implica. Es el miedo a los cambios lo que te mantiene estancada mientras vas leyendo decenas de manuales de autoayuda. En este caso lo mejor es despistar a este miedo y extender la zona de confort a los pequeños pasos. Si compartes piso con otras personas, es probable que ellos también agradezcan que avances paulatinamente.
Puedes dedicar 10 min al día a revisar un cajón, o una sección de la estantería. Un cajón al día no es demasiado y no obstante se notarán rápidamente las diferencias. Puedes diseñar un plan para no olvidarte de ningún cajón o caja escondida y designar un día a cada uno de estos rincones.
La alternativa es cada día escoger un objeto que se irá. Realizar pequeños pasos durante un tiempo predeterminado también te llevarán a tu destino. También puedes aprovechar la oportunidad y hacer una foto de cada objeto para documentar tu aventura en un blog o en un diario en papel. Te recomiendo que lo hagas durante seis meses como mínimo.
1 fin de semana intenso: si quieres un cambio en tu vida aquí y ahora
Si tu piso o casa te agobia, si prefieres salir a cenar con la suegra de tu mejor amiga antes que quedarte en tu propia casa, entonces es hora de dedicar unos días a la operación “despeja tu casa”. Con la ayuda de una amiga o con ayuda profesional puedes “atacar” una habitación cada vez para deshacerte de todo lo que no te deja respirar en casa. Y aunque el trastero y el cuarto de visitas puedan ser los lugares más llenos, te recomiendo que empieces con tu habitación o con la salón y la cocina. En estos tres lugares pasarás más tiempo, así que una mejora aquí tendrá un efecto inmediato sobre tu bienestar. De esta manera después tendrás la energía suficiente para seguir con las demás habitaciones.
No se trata de reducir tus pertenencias a un número concreto. Tampoco es una competición para ver quién tiene menos cosas. La idea es abrir espacio para que puedas respirar en tu propia casa, para que haya lugar para todas las cosas que utilizas a menudo y que te dan placer. Tu espacio es demasiado valioso como para desperdiciarlo con cosas que requieren limpieza y atención a cambio de pesarte en la conciencia por no darles utilizadas.
Si prefieres hacer un paso cada día o todo de golpe en un fin de semana depende de tus preferencias, del tiempo que tengas y de la energía que puedas invertir en este momento. Y ya verás: el nivel de energía aumenta con cada trasto innecesario que se va de tu vida.
¿Cuál es tu táctica preferida para deshacerte de lo que no necesitas?
—
Imagen: knitsteel / flickr