Revista Opinión

Pregúntale al polvo

Publicado el 15 enero 2018 por Jcromero

Como no hay reseña, crítica, apunte o análisis sobre un libro que deba leerse antes que el propio libro, escribo que Arturo Bandini lo tenía claro desde el principio. Antes de que John Fante llegara a ser reconocido como un clásico de la literatura americana, él quería ser escritor. Esperaba escribir y hacerse rico escribiendo, porque quienes le detestaban en su pueblo dejarían de hacerlo si escribía un libro. Bandini se sentía escritor y aspiraba a " escribir una novela. Una novela genial. Lo nunca visto desde Joyce ".

En el primer capítulo de Pregúntale al polvo aparecen los temas que se irán repitiendo a lo largo de la novela: el afán por ser escritor, las complejas relaciones del protagonista y narrador con las mujeres así como la omnipresencia del tema religioso, con el sentimiento de culpa que acarrea la idea del pecado de la moral católica en la que fue educado. También aparece el desierto, el polvo del desierto.

Pregúntale al polvo
Bandini es un soñador, un personaje que fantasea para no caer en la frustración de la realidad que vive. Sueña con ser un escritor de prestigio y así erradicar la penuria económica en la que vive: " O pagaba o me iba: es lo que decía la nota, la nota que la dueña me había deslizado por debajo de la puerta. Un problema relevante, merecedor de una atención enorme. Lo resolví apagando la luz y echándome a dormir". Y sin embargo, lejos de lo que pueda intuirse en este fragmento del primer párrafo del libro, Bandini, no es un conformista. Todo lo contrario. Estamos ante un luchador incansable empeñado en escribir, tener éxito y ser correspondido en el amor. Un combatiente en permanente lucha interna, alguien que persevera en su deseo de tener relaciones sexuales pese a sus reiterados fracasos y que no se rinde ante la adversidad o si la mujer que ama está enamorada de otra persona.

John Fante se desnuda al escribir, cuando al mirarse en el espejo ve a Bandini y narra su propia existencia. Arturo Bandini es un tipo egocéntrico, " soy el más grande". En ocasiones cruel y despreciable: " Le observé la cara, los labios, y pensé que sería un placer golpearla, aplastarle la nariz y los labios de un puñetazo". En ocasiones conmovedor. Un tipo que vive la miserable vida de aquellos que persiguieron el sueño americano y que un día despertaron dándose de bruces con la realidad. Sinceramente cruel, cuando narra su propia tortura mental y ofrecer un autorretrato con una prosa ágil, certera, de frases cortas y directas.

Pregúntale al polvo es un libro de sueños, egoísmos, decepciones y amor; de jóvenes que pasan hambre y desean triunfar, sin intuir que el éxito sólo es otra forma de infelicidad. Se trata de un libro que cuenta las obsesiones del protagonista que transita por la sociedad americana de los años treinta y condicionado por valores tan americanos como el dinero, la familia y la religión . Le mueve el sueño de ser un escritor reconocido.

El polvo al que alude el título es el de los desiertos de Mojave y Santa Ana. El viento arenoso que, de vez en cuando, cubre la ciudad de Los Ángeles, los escalones de la humilde pensión de Bunker Hill donde se hospeda; el que se cuela por todos los rincones hasta introducirse en las sábanas de su cama o en su máquina de escribir. La arena que siempre amaga con enterrar la ciudad y a todos los que viven en ella. Así, el desierto es el mundo exterior, un mundo hostil, el miedo que llevamos dentro y que actúa como un poder amenazador predispuesto a sepultarlo todo: " De pronto me sentí invadido por una intuición aterradora, relativa al patético destino de los hombres. El desierto estaría siempre allí, animal blanco y paciente que aguardaba a que los hombres desaparecieran, a que las civilizaciones se tambaleasen y fueran sumergidas en las tinieblas". Pero ese mismo desierto es también una oportunidad: " de la arena y los cactus habíamos sabido levantar un imperio", afirma al sentirse el más americano de los americanos aunque tuviera origen italiano, o precisamente por ello. Al final, sentencia: " Moría una persona y el desierto mantenía su muerte en secreto, seguía acosándola hasta cubrir su recuerdo con viento, calor y frío inmemoriales ".

Escucho a Bing Crosby, Edmond Hall, Trummy Young, Billy Kyle, Squire Gersh, Barrett Deems

Fotografía de John Fante vista en el blog RANBIR SIDHU

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