P: ¿La hipertrofia sarcoplásmica es poco verdadero y, de ser así, se ve afectada por el tipo de entrenamiento que realizo?
La teoría de la hipertrofia sarcoplásmica ha existido durante décadas y sigue siendo una fuente de controversia. La esencia para entenderlo comienza con un poco de fisiología muscular.
El músculo esquelético está compuesto por aproximadamente un 75 por ciento de agua, con proteínas miofibrilares (es sostener, actina y miosina) y proteínas no miofibrilares (es sostener, sarcoplásmicas) que comprenden el resto. El fluido que rodea a estas proteínas es el sarcoplasma y es fundamental para perdurar la función muscular adecuada. Las proteínas miofibrilares son las encargadas de realizar la encogimiento muscular.
En militar, se acepta que el pronunciamiento de mancuerna aumenta la hipertrofia miofibrilar, que es la razón principal por la que se dice que desarrollar músculo te hace más robusto.[1] Durante la hipertrofia miofibrilar, hay una expansión correspondiente del sarcoplasma en la que la relación entre la proteína miofibrilar y el agua permanece relativamente constante, manteniendo así la integridad de la célula muscular. Sin requisa, se ha teorizado que, en determinadas condiciones, el crecimiento del sarcoplasma y el aumento de componentes celulares distintos de las miofibrillas pueden aventajar al de las miofibrillas, un engendro conocido como “hipertrofia sarcoplásmica”. La teoría surgió originalmente de una investigación que muestra que existen diferencias en la composición de las fibras musculares entre culturistas y levantadores de mancuerna, posiblemente atribuidas a diferencias en la metodología de entrenamiento.[2]
El trabajo original de la Universidad McMaster descubrió que el crecimiento de las fibras musculares del tríceps inducido por el entrenamiento implicaba un aumento de las fracciones sarcoplásmicas con una ligera disminución correspondiente en el dominio miofibrilar, lo que proporciona una evidencia temprana de que el entrenamiento de resistor puede promover un crecimiento sarcoplásmico preferencial.[3] Una investigación más nuevo de Cody Haun y sus colegas ofrece más información de que el engendro puede ser específico del entrenamiento.[4]
Los investigadores pusieron a hombres entrenados en resistor en un software de pronunciamiento de muy parada prominencia de seis semanas y luego realizaron biopsias en el vasto pegado de los sujetos. Los resultados mostraron un aumento sustancial en el tamaño de la fibra muscular (más del 20 por ciento) que fue acompañado por una reducción de aproximadamente un 30 por ciento en la proporción de proteínas miofibrilares. Esos hallazgos sugieren que la hipertrofia se debió a un aumento en los componentes sarcoplásmicos (probablemente una combinación de fluido y proteínas relacionadas con el estrés metabólico).
Lo que es efectivamente interesante es que el trabajo de seguimiento del mismo laboratorio encontró que un protocolo de último prominencia y carga más pesada resultó en hipertrofia de fibra tipo 2, pero los cambios ocurrieron sin aumentos significativos en las proteínas y el fluido sarcoplásmico.[5] En conjunto, estos estudios sugieren que las rutinas de entrenamiento tipo musculación, con decano prominencia y cargas moderadas, producen mayores incrementos en el crecimiento sarcoplásmico, mientras que los programas tipo powerlifting, con último prominencia y cargas más pesadas, pueden crear mayores ganancias miofibrilares.
La conclusión es que, de hecho, puede ocurrir hipertrofia sarcoplásmica y es probable que esté influenciada por el tipo de entrenamiento realizado. La pregunta más relevante es si este engendro tiene implicaciones prácticas significativas.
Aunque la investigación aún es preliminar, la respuesta corta es: depende de sus objetivos. El aumento del prominencia sarcoplásmico sin duda sería benefactor para cualquiera que busque mejorar la estética, ya que cualquier aumento en el tamaño del músculo es una delantera, independientemente de las implicaciones funcionales. Los aumentos en las proteínas sarcoplásmicas pueden incluso ayudar a mejorar el rendimiento en el entrenamiento de tipo culturismo, mejorando el potencial de avance muscular.
Por otro costado, la hipertrofia sarcoplásmica no sería beneficiosa para un atleta que indagación mejoras en la fuerza y puede ser perjudicial en deportes que tienen clases de peso, como el pronunciamiento de mancuerna. En ese caso, es recomendable concentrarse principalmente en amotinar cargas más pesadas y de último prominencia para condicionar las ganancias sarcoplásmicas, ya que aumentarían su peso sin mejorar el rendimiento.
Referencias
- Taber, CB, Vigotsky, A., Nuckols, G. y Haun, CT (2019). La hipertrofia miofibrilar inducida por el entrenamiento es una causa que contribuye al aumento de la fuerza muscular. Medicina deportiva, 49(7), 993-97.
- Tesch, PA (1988). Adaptaciones del músculo esquelético como consecuencia de ejercicios de resistor intensos a generoso plazo. Medicina y ciencia en el deporte y el entrenamiento, 20, S132-4.
- MacDougall, JD, Sale, DG, Elder, GC y Sutton, JR (1982). Características ultraestructurales de los músculos de los levantadores de mancuerna y culturistas de élite. Revista europea de fisiología aplicada y fisiología ocupacional, 48(1), 117-126.
- Haun, CT y col. (2019). La hipertrofia de las fibras musculares en respuesta a 6 semanas de entrenamiento de fuerza de parada prominencia en hombres jóvenes entrenados se atribuye en gran medida a la hipertrofia sarcoplásmica. PLoS One, 14(6), e0215267.
- Vann, CG y col. (2020). Adaptaciones de la composición de proteínas del músculo esquelético a 10 semanas de entrenamiento de resistor de adhesión carga en hombres previamente entrenados. Fronteras en fisiología, 11, 259.
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