Premisas críticas para el diseño de ecosistemas de innovación, de Amalio Rey
Transcribo en esta ocasión un magnífico artículo de Amalio Rey en el que analiza las razones que pueden llevan a un ecosistema de innovación a fracasar. Comienza Amalio diferenciando entre ecosistema, más horizontal, y cluster, cuya gestión y creación es más “de arriba abajo”, con un papel estelar de la administración. Creo sin embargo que muchos de los puntos que señala Amalio se pueden y deben aplicar también a los clusters, siempre y cuando entendamos por ellos un entorno W2W en el que las empresas y miembros no se limitan a aportar financiación y gestión planificada “desde arriba”.
No olvidemos que el sector turístico es un entorno natural para clusters y, yo diría, incluso para ecosistemas abiertos. En muchos casos esto ocurre de manera inconsciente y no estructurado, sino más bien visualizado por los clientes, que ven el destino como una agregación de servicios que hacen un todo y no como un entorno de competencia pura.
Sería muy interesante reflexionar sobre estos temas e impulsar este tipo de modelos más allá de la competencia pura y dura entre destinos o dentro de los mismos. Os transcribo por tanto el artículo de Amalio.
Retomo en este post ideas que esbocé hace algún tiempo en una entrada en mi blog, que generó bastante debate. Creo que puede valer la pena traerlas aquí, porque describen el difícil punto de partida que tenemos los que apostamos por el desarrollo de “Ecosistemas 2.0” que se diferencien de los Clusters impulsados desde-arriba por la Admón (ver “Clusters vs. Ecosistemas 2.0”).
Parto de una premisa crítica que, como casi todo, es discutible: la gran mayoría de los Clusters promovidos en España por las administraciones regionales no han dado los resultados prometidos, y se han quedado en una operación demasiado costosa y escasamente apreciada por el tejido empresarial.
Los malos precedentes que hay en iniciativas de colaboración de este tipo (hay algunos buenos, pero responden a contextos muy específicos y de difícil extrapolación) generan muchas dificultades para recuperar la confianza de los agentes, que están algo quemados de que el modelo se repita una y otra vez.
Como bien dijo el bueno de Einstein: “Si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, así que vamos a enumerar algunos errores que en su momento vimos en las iniciativas de colaboración tipo-Clusters en Andalucía, y que después se vio que se repiten en muchas otras regiones españolas.
Mi idea es listar esas carencias con el fin de evitar repetirlas en el diseño de Ecosistemas abiertos y genuinamente participativos como los que se promueven desde este blog, así que allá voy:
- Marketing político sin contenidos genuinos: Se crean primero las estructuras de gestión, se hace mucho marketing antes de que exista nada. Marketing sin contenidos reales. Las empresas y los investigadores ya se han aprendido la lección, y por eso miran con desconfianza los rimbombantes anuncios públicos de nuevas iniciativas.
- Sentido de Pertenencia: Los modelos impulsados hasta ahora son siempre desde-arriba, y no han conseguido captar la simpatía de los participantes. El patrón seguido ha sido definir estrategias sin contar con la gente: se fijan normas rígidas, predeterminadas, y entonces se pide a la gente que las acate para que puedan acceder al dinero con que se incentiva la colaboración. Como resultado de ello, la gente termina percibiendo el proyecto como “ajeno”.
- ¿Y las sinergias?: Se pretende una colaboración, a menudo entre evidentes competidores, sin visibilizar las sinergias, que son la base objetiva para que la gente quiera encontrarse. Estoy cansado de ver colaboraciones forzadas (a base de dinero) desde la Administración para imponer alianzas contra-natura, porque no hemos aprendido un principio tan sencillo como éste: Si la gente descubre que se necesita, no hace falta dinero público para juntarla. Así que necesitamos identificar esas sinergias por todas las vías posibles, y éstas no solo afloran en los estudios, sino también facilitando espacios “anárquicos” de conversación donde los agentes “descubran” por sí mismos sus complementariedades.
- Obsesión por el ladrillo: Primero se piensa en construir edificios y en dimensionar estructuras. Se han explotado poco, y mal, las oportunidades de las herramientas digitales para colaborar en red, mediante espacios virtuales de encuentro, que reduzcan los costes y hagan las interacciones más sistemáticas. Esto se debe a dos factores: 1) Escasa tradición de “colaboración digital”, 2) Espacios virtuales mal diseñados, poco intuitivos y que no responden a las necesidades reales de los agentes. La relativa abundancia de fondos FEDER ha contribuido también a ese efecto degenerante de los objetivos.
- Mucha planificación, y escasa vocación de acción: Necesitamos “netpreneurs”, una verdadera cultura del emprendimiento en el diseño y despliegue del Ecosistema. “Personas-pegamento” que se pateen el vecindario estimulando conexiones. Se ha hablado mucho desde los estrados y los titulares de periódicos, pero hemos echado en falta una mayor capacidad de ejecución “a pié de calle”, de despliegue real de las iniciativas.
- Purismo académico por parte de las Universidades: Hasta ahora ha primado el enfoque “technology push” en las iniciativas de formación, investigación y transferencia de tecnología por parte de las universidades. No se ha escuchado realmente a las empresas, olvidándose este principio: “la innovación se hace en las empresas”.
- Endogamia y proteccionismo regional: Los Clusters se han concebido “hacia adentro”, con un excesivo celo regional, en lugar de concebirse “hacia afuera”, siguiendo un modelo poroso que promueva dinámicas de Open Innovation que superen las fronteras geográficas que impone habitualmente la iniciativa política.
- Falta de humildad: Nada de lo que se ha hecho, o se vaya a hacer, es algo “pionero”, ni único, a nivel internacional. Siempre hay experiencias de las que aprender. La humildad en las declaraciones y la generosidad en los hechos ayudan a que un proyecto complejo de Ecosistema 2.0 gane en confianza. El conocido bloguero Scobleizer invita a practicar este hábito: “Underpromise and over deliver”, algo que no se suele hacer mucho en las iniciativas públicas, ni es una práctica tan seguida por los consultores que asesoramos estos proyectos.
¿Se nos quedan más fallos o carencias en el tintero de las que tendríamos que aprender? Venga, cuéntanos tu experiencia, y así no las repetimos…
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