Presentan serie sobre deportistas desaparecidos. Entrevista al co-director Julio Santamaría 01/08/2013
Posted by María Bertoni in TV.trackback
“La memoria será colectiva o no será: así de sencillo”, reflexiona Santamaría.
Deporte, desaparecidos y dictadura se titula la serie de TV inspirada en el libro homónimo del periodista Gustavo Veiga, que él mismo guionó y que la Televisión Pública estrenará en el transcurso de este año. Días antes de la presentación oficial prevista para el lunes próximo*, Espectadores entrevistó a Julio Santamaría, co-director de la propuesta junto con Carlos Eduardo Martínez. A continuación figura la transcripción de la charla sobre la historia del proyecto, sus características principales y el alcance de este aporte en términos de memoria colectiva.
E: En la edición más reciente de su libro, Gustavo Veiga cuenta la historia de 35 deportistas federados víctimas del terrorismo de Estado durante nuestra última dictadura. ¿En qué consiste esta adaptación para TV?
JS: Además de escribir los guiones de cada uno de los ocho capítulos, Gustavo realizó los cortes en los testimonios, los agregados de archivo y el ensamble final. Los directores aportamos las recreaciones.
E: ¿Con qué material de archivo trabajaron?
JS: Usamos archivos aportados por el propio Veiga y María Flores. En su momento yo filmé material en súper 8 que también utilizamos. Por otra parte, algunos familiares contribuyeron con registros en ese mismo formato.
E: ¿Cómo surgió la idea de realizar esta serie de televisión? ¿Por qué retomar las investigaciones periodísticas que Veiga convirtió en libro?
JS: Gustavo propuso la idea. Con él y Carlos la formateamos, presentamos el proyecto, ganamos un lugar entre los diez elegidos (salimos quintos) y pusimos manos a la obra. Básicamente pensamos en la necesidad de acercar al conocimiento popular la historia de deportistas que fueron desaparecidos por su participación política y su compromiso social. Además de deportistas, fueron militantes políticos que jugaron más allá de los terrenos o tableros que tenían asignados. El motor principal de este proyecto fue sacarlos de su cuasi anonimato y rendirles un tributo merecido.
E: La serie aborda ocho de los 35 casos presentados en el libro actualizado. ¿Con qué criterio los seleccionaron?
JS: Elegimos según las mejores posibilidades de obtener material inédito y de recrear cada caso. El de los rugbiers es el más espectacular porque resulta difícil creer que hayan desaparecido a más de un equipo. De hecho desaparecieron a 17 jugadores de la primera división, en su mayoría estudiantes universitarios, y un equipo consta de 15 integrantes. Estas desapariciones comenzaron poco antes del golpe del 26 de marzo de 1976.
E: ¿Por qué decidió participar de este proyecto y cómo terminó dirigiéndolo con otra persona?
JS: La temática me interesa particularmente. Trabajo en ella desde la creación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, en plena dictadura. Ahora parece fácil participar, pero no éramos tantos en aquella época nefasta.
Con Carlos veníamos de producir y realizar Dixit, sobre la misma temática. Yo fui su camarógrafo y director de fotografía. Nos conocimos en Tecnología Educativa, dependencia del Ministerio de Educación donde trabajé durante años. Para mí es fundamental trabajar con alguien que sé cómo respira, y a quien no necesito explicarle porqué tomo tal o cual decisión narrativa.
E: ¿Cuánto tiempo les llevó hacer la serie? ¿Cuáles fueron los principales obstáculos o dónde encontraron más resistencia, si es que los/la hubo?
JS: Tras percibir la primera cuota de la financiación y comenzar el rodaje, contamos con un tiempo fijado en cinco meses. Pero luego nos concedieron algunas prórrogas porque fue imposible entregar en el primer plazo estipulado la cantidad de material solicitado: un capítulo subtitulado en inglés, bandas de música separadas, efectos y diálogos. Te doy un dato que ilustra este nivel de exigencia: nosotros debíamos entregar ocho capítulos de 26 minutos cada uno en la misma cantidad de tiempo que el concurso 30 años de democracia estableció para un solo capítulo de duración similar.
E: ¿De qué manera abordaron las historias de estas desapariciones? Además de las entrevistas a parientes, ex compañeros y/o amigos, ¿recurrieron a algún recurso ficcional para recrear el pasado (por ejemplo las detenciones o la averiguación de paradero por parte de familiares)?
JS: En mi opinión el género documental siempre conlleva elementos ficcionales o de recreación. ¿O no provocan un efecto ficcional la manera de colocar la cámara (si está en mano o en un trípode) o el tipo de montaje empleado? En Deporte, desaparecidos y dictadura los súper 8 familiares también jugaron en este sentido: todo lo que está en el plano de la cámara significa.
E: ¿Con qué apoyo institucional contaron?
JS: En términos económicos contamos con los auspiciantes del concurso: el INCAA y el Ministerio de Planificación de la Nación. Por otro lado contamos con el apoyo del Colegio Universitario de La Plata, de universidades y demás instituciones a las que les solicitamos lugares para filmar o entrevistas. Todas respondieron favorablemente. Algunas con más burocracia que otras, pero esto forma parte de las reglas del juego.
E: ¿Qué aporta este documental al esfuerzo de memoria colectiva realizado por un segmento de la producción audiovisual nacional?
JS: A mi entender, la búsqueda de temáticas capaces de iluminar la etapa más oscura de la Argentina siempre funciona como un motor poderoso. Por otro lado, la respuesta a esta pregunta también depende de la mirada y del juicio crítico de los espectadores: si logramos que quien vea Deporte, desaparecidos y dictadura siga buscando más allá de la emisión televisiva, es decir, si conseguimos que comience a reflexionar sobre estas historias y las incorpore a su cultura personal, entonces habremos cumplido con nuestro objetivo de conscientización. La memoria será colectiva o no será; así de sencillo.
E: El alcance de la televisión resulta tentador en este sentido…
JS: Algún día la televisión será arte. Hasta entonces, nos conformamos con romper la consigna de “sólo entretener”. Por mi parte sigo intentando, ahora con un próximo proyecto audiovisual que será ficcional pero sin abandonar el anclaje con la historia vivida. El pasado siempre está presente, por lo menos para mi generación y supongo que para las siguientes también: es una herencia a la que no debemos renunciar.
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* La presentación de Deporte, desaparecidos y dictadura consiste en tres pre-estrenos que tendrán lugar en el Centro Cultural de la Cooperación, siempre a las 19. El primero está previsto para el próximo lunes 5 de agosto, y participarán de un panel los autores de la serie, el secretario de Deportes de la Nación Claudio Alberto Morresi, la madre de Plaza de Mayo Taty Almeida (de Línea Fundadora), Edgardo Form en representación del mencionado CCC y enviados a confirmar del INCAA, del Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino (BACUA) y/o del Ministerio de Planificación. A la charla le seguirá la proyección de dos capítulos: uno dedicado al La Plata Rugby Club y otro a la basquetbolista Alicia Alfonsín de Cabandié.
El segundo pre-estreno está agendado para el lunes siguiente, 12 de agosto. En esta ocasión se proyectará los capítulos dedicados al futbolista Gustavo Papilo Olmedo, al tenista Daniel Schapira, al ajedrecista Gustavo Bruzzone.
La serie está inspirada en el libro de Gustavo Veiga.
La presentación culminará el martes 20, fecha en la que se proyectará los tres capítulos restantes: uno dedicado al futbolista Antonio Piovoso; otro a la jugadora de hockey Adriana Acosta y otro al atleta Miguel Sánchez.
Ante la pregunta de Espectadores sobre la eventual extensión de estos pre-estrenos, Santamaría expresó el deseo de “hacerlos en algún festival específico o en lugares como Santa Fe o la localidad riojana de Chilecito, donde existe interés en conocer la serie antes de tiempo y nosotros quisiéramos facilitar esta posibilidad”. También admitió que “podrían solicitar la proyección en otras localidades donde filmamos: por ejemplo Mones Cazón, localidad bonaerense cercana a Pehuajó”.