Una de las actividades principales en la vida de los pequeños es basicamente la de dormir, los niños duermen mucho y ésto es algo completamente natural, dado que necesitan de éste tiempo de descanso para desarrollarse y crecer saludablemente.
Todos necesitamos dormir, pero particularmente para los niños, sobre todo durante sus primeros meses de vida, dormir es practicamente todo, pasándo en la mayoría de los casos gran parte del día durmiendo, despertando solamente de vez en cuando para comer.
Muchas madres saben preocuparse si sus niños duermen demasiado, pero teniendo en cuenta que las horas de descanso son saludables, lo único que hay que hacer es conocer cuál es el tiempo de sueño que debe tener un bebé según su edad, algo que asegurará su salud en todos los aspectos.
Los bebés recién nacidos tienen mucha facilidad para pasarse de largo en los tiempos de sueño, por eso si bien hay que dejarlos dormir, la madre debe procurar despertarlo cada cuatro horas para alimentarlo, dado que de caso contrario corre el riesgo de sufrir glicemia.
Durante los primeros meses de vida el niño puede dormir un promedio de 20 horas por día, tiempo que va disminuyendo a medida que el niño va creciendo y adquiriendo períodos de alerta interactuando con el medio que lo rodea.
Los niños de pocos meses tienden a despertar varias veces durante la noche debido al tamaño de su estómago, y la rápida absorción del alimento, algo que les impide durar toda la noche sin volver a ingerir alimento. Despertar para comer no interrumpirá los patrones de sueño, dado que en la mayoría de los casos no llegan a despertarse del todo.
A partir de los 5 meses aproximadamente comienzan a dormir más tiempo de corrido, hacia el año de edad lo más normal es que duerman toda la noche completa sin despertar, y se suman las horas de las siestas de la mañana y de la tarde, en ambos casos.
En caso de que los pequeños no duerman lo suficiente será necesario que sean llevados al médico, dado que es evidente que han sufrido cambios rotundos en sus patrones de sueño que posiblemente les provocarán problemas de salud, como mala digestión de los alimentos, cansancio general, irritabilidad, problemas de crecimiento y de aprendizaje.