Fui al Primavera Sound 2013 sin papel ni boli para apuntar, sin batería de repuesto y sin haberme leído el dossier de prensa, pero también fui sin estar acreditada y sin ninguna presión para hacer una crónica formal y respetable. No me atrevo a llamar crónica a esto, no puedo asegurar que lo que cuento ocurriera cómo yo lo cuento, o en el orden en que yo lo cuento, pero sí puedo asegurar que en mi cabeza, todo suena muy ordenadamente. Sin más preámbulo, les hago entrega de las CRÓNICAS LOCAS DEL PRIMAVERA SOUND 2013, jueves 23 de mayo:
Nuestros mejores esfuerzos nos hicieron llegar al Parc del Fórum a eso de las 7 de la tarde. Una serpiente de festivaleros ansiosos se nos había adelantado y ocupaba la explanada de la entrada al recinto. Tardamos una media hora en recorrer la cola, cambiar entrada por pulsera y superar los controles de seguridad. Pediría un fuerte aplauso para la joven de la organización que, megáfono en mano, no paraba de pedirnos que nos diéramos amor para que avanzásemos más rápido y sin dejar huecos. Pocos le hacían caso, pero a más de uno le apetecía dar amor al de delante, que lo vi yo.
Fueron estas gestiones iniciales, junto con aquellas otras relacionadas con la cerveza, las que hicieron que llegásemos al esperadísimo concierto de SAVAGES unos 10 minutos tarde. Según las habladurías circundantes, unos problemas técnicos impidieron que la guitarra sonase durante unos minutos, lo que supuso que el directo perdiera un poco de garra. No importó, las de Londres remontaron tema a tema un concierto estupendo, al que únicamente le sobraron un par de rayitos de sol que nos daban de frente y que impedían que parte del público pudiera apreciar los gestos de Jenny Beth, a la que ya deberíamos tener en cuenta como una de las fronter de referencia del post-punk internacional. La interpretación en directo de temas como ' She Will ' hicieron que a pesar de las interrupciones, Savages dejasen el listón muy alto.
Pasamos de evitar los rayos del sol a echarlos de menos ya en el segundo concierto de la jornada, el de TAME IMPALA. ¿Qué podría contarles yo de este concierto que se viera desde la pantalla de la barra central? Sí, señores, la visita a la barra era obligatoria, el largo camino al escenario Heineken impuso la necesidad de repostar a la llegada y ya que estábamos, y que no se podía avanzar mucho más sin comerte un codo, nos quedamos por ahí. Eran muchas las expectativas que teníamos puestas en este directo después de la sensación del sonadísimo álbum Lonerism. Tal vez por eso, mi sensación fue que cumplieron muy dignamente, pero "no se salieron".
Es verdad que en la hora escasa que un festival ofrece a un grupo de segunda línea, es complicado lucirse y puede también que yo estuviera un poco despistada y me fijase más en las cejas de Kevin Parker (naturales y muy bonitas) que en el sonido del grupo. Puede que no fuera el concierto del festival, pero les aseguro que se nos fueron los pies con ' Elephant' y con ' Apocalypse Dreams ' y que nos quedamos con ganas de más.
La idea (motivada por diferencias en los gustos musicales de mi amiga, - a la que dejaré en el anonimato refiriéndome a ella como "S. la que quería ver a Jessie Ware"- y los míos) era continuar con medio concierto de DINOSAUR JR. y otro medio de JESSIE WARE. Pueden saltarse este párrafo, la moraleja es que acabamos con medio bocata atragantado y sin disfrutar ninguno de los dos conciertos.
De Dinosaur Jr. creo recordar el sonido potentísimo de 'Watch the Corners' y la masa de gente del escenario Primavera levantando las manos. De Jessie Ware recuerdo que abre mucho la boca, que es monísima y que parece buena chica, un poco sosa, pero buena chica, qué duda cabe.
Con la desagradable sensación que deja el conciertus interruptus, nos fuimos preparando parra uno de los grandes de la noche, THE POSTAL SERVICE. Coincidían con Deerhunter y fue duro decidirse, pero quiero pensar que el sacrificio valió la pena. Un rejuvenecido y lozano Ben Gibbard nos deleitó con un concierto muy enérgico y con un sonido genial. Revivió el mítico Give Up, con el que muchos de los que estaban en el público habrán hecho sus primeros botellones. Las primeras notas de de ' Such Great Heights ' supusieron un bofetón de recuerdos inesperados. Por suerte los saltos, el bailoteo y la bebida amortiguaron el golpe.
De camino al siguiente bar concierto pasamos por la BOILER ROOM y la verdad es que nos dio pena no poder hacerle un hueco decente a algunas de las sesiones, porque el ambiente y la música eran geniales, y poder disfrutar de una sesión ínitima de (por ejemplo) Simian Mobile Disco me parece todo un lujo. Debimos de pillar la última parte de la sesión de JACKMASTER, pero esto no lo puedo asegurar, no fui a presentarle mis respetos.
Atiendan que aquí viene la sorpresa de la noche, MENOMENA. El escenario Vice, pegadito al mar y recogido, no estaba demasiado lleno. Sí concurrido, pero no agobiante, lo que nos permitió llegar a la primera fila y ver a los americanos muy de cerca. Para empezar, es necesario decir que Menomena sonaron estupendamente y que según empezaron a sonar las notas de ' Plumage', uno de los temas más conocidos de Moms, su último álbum, ya tenían al público en el bolsillo y coreando.
En otro orden de cosas y aprovechando que no nos lee nadie: Mamá, que quiero presentarte a tu futuro yerno, se llama Justin, Justin Harris, habla inglés y toca el bajo y el saxofón y los toca muy bien. Qué bien le quedan los vaqueros blancos mamá, me fijé por casualidad en un momento que pude dejar de mirar sus pectorales. Y además tiene carácter, sí señor. Cuando se fue la luz en pleno ' TAOS' (temarraco, por cierto), mi Justin (permítanme que, dada la confianza que nos une, me lo apropie), cogió y se fue del escenario, porque él es así, un tío decidido, que coge su instrumento y se va. Su compañero Danny Seim, también muy alto, pero con menos pectorales, dejó la batería y se puso a hacer flexiones en la plataforma del escenario. Qué tío jovial Danny, que lo mismo le da ofrecer un conciertazo que una clase de fitness.
Y casi a las 2 de la madrugadaba llegaba el plato fuerte definitivo, el concierto que haría sufrir a nuestros pies y deleitaría nuestros oidos, PHOENIX. Íbamos preparadas, tras unos días escuchando el reciente Bankrupt, es complicado no cogerle cariño a temas como ' Entertainment'. Un carrusel de pelotazos bailables como el que acabo de mencionar, ' Listzomania', o ' Long Distance Call ' hicieron que le público se entregase completamente.
Los franceses bajaron el ritmo en un par de temas más tranquilos en los que yo no me voy a detener porque ya lo hicieron ellos. El resto del directo fue una lección de energía y de saber vender un directo. Además de ver a Thomas Mars dándose baños de multitudes y surfeando entre las primeras filas, obsequiaron, a los afortunados que pillasen alguno, con originales billetes de cero dolares diseñados por Richard Prince. Esta información puede parecer inocua y si así se lo parece, y guardaron alguno de estos billetitos, háganmelo llegar, que yo me hago cargo.
Después de esta fiesta pretendíamos acabar la faena combinando los conciertos de TOUNDRA y ANIMAL COLLECTIVE. No hizo falta demasiada combinación, el rollito psicodélico recargado y aletargado de los estadounidenses se nos hizo bola enseguida y la verdad es que más allá del atrezo del escenario con coloridos cuernos, poco recuerdo. Ah sí, recuerdo a una chica preguntar a voces "¿pero estos son los jaggermeister esos?", angelico.
En vista del panorama-parón volvimos al escenario Vice donde Toundra ya estaban dándolo todo. Su directo es espectacular, sonaban potentísimos y, sin necesitar cuernos de colores, dejaron muy satisfecho a un público que, sin duda, ya es incondicional. Un colofón perfecto para un jueves de Primavera Sound genial.
No quiero terminar el post sin menccionar que no esperamos para pedir bebida en ninguna de las barras más de dos minutos (para mí y para cualquier festival, las barras son esenciales), que tampoco tuvimos que esperar más en los baños (en los que - atención chicas - casi siempre había papel higiénico) y que las aglomeraciones fueron muy escasas (si acaso en los escalones que conectaban el escenario Vice con la parte trasera del RayBan y en los de subida del escenario Heineken), y bastante llevaderas.
Puedo NO estar acreditada, pero no necesito estarlo para saber y reconocer que el Primavera Sound es referencia de festival, de concierto y de crisol de culturas. Me permito exagerar con lo de crisol de culturas porque había tant@s guiris, tan guap@s y tan educad@s que daban ganas de adoptarles a todos y ponerles una rebequita.
(Fotos y vídeos facilitados por la organización)