Días antes de comenzar las algaradas en el instituto Luis Vives de Valencia la izquierda nacionalista de Compromis registró el dominio “primaveravalenciana.con” en internet para coordinar el levantamiento contra el gobierno autonómico del PP, que con apoyo del PSOE e IU se extendió por otros lugares de España.
Compromis, que obtuvo el 20N el 4,8 por ciento de los sufragios, tiene, como todos los partidos regionales afines, buena presencia en el profesorado de escuelas e institutos.
Sin poder electoral, pero con unos cientos de seguidores bien adiestrados puede hacerse la revolución, decía Lenin.
Resulta ahora que el instituto tenía calefacción. Incluso 84.000 euros en la cuenta corriente para pagar cualquier contingencia, como dijo su directora.
La carencia fue un bulo para iniciar el levantamiento al que se unió, en especial, el PSOE, con el 26,71 por ciento de los votos valencianos y diez diputados, frente a un PP que logró el 52,32 por ciento y veinte diputados.
La irritación de la izquierda es comprensible: además de perder estrepitosamente las elecciones, y tras una campaña mediática de dos años en prensa, radio y televisión acusando de corrupto al expresidente de la Generalidad Francisco Camps, un jurado popular lo declaró no culpable.
La ira se incrementa aún más con la inhabilitación del juez Garzón, iniciador del caso Camps-Gürtel, por espiar ilegalmente a los imputados aplicándoles una ley contra los terroristas.
Hasta este jueves hubo 43 detenidos en los disturbios: mayoritariamente adultos de Compromis y antisistema, algún profesor, y sólo un alumno del Luis Vives.
Con el secretario general del PSOE valenciano, Jorge Alarte, actuando de Cojo Manteca idelógico de este Movimiento Nacional que quisiera a recordar la Revolución de 1934.
La “masacre” policial de estudiantes denunciada por medios cercanos al PSOE resultó otra falsedad: los únicos heridos, y poco, fueron siete policías y dos manifestantes.
Este caso es un ejemplo de manipulación de las emociones populares al servicio de una izquierda que no acepta haber sido derrotada en las urnas.
Además, algunos profesores posiblemente prometieron aprobados a quienes se manifestaran, irritados porque los recortes de presupuestos los privarán de unos 145 euros mensuales.
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