Cuando los niños nacen, los padres pasan sin remedio a un segundo plano. Todas las miradas se concentran en el pequeño: los cuidados que necesita, las atenciones que desean tener con él, etc.
Es algo normal, pero quizá deberíamos recordarnos a nosotros mismos, de vez en cuando, la importancia de ser padres; en especial, de ser madre. Por eso, junto al primer cumpleaños del bebé, deberíamos celebrar también el de la madre.
El anuncio que hoy os presento comienza en la consulta del médico, durante la revisión del primer año. A través de una cámara oculta, asistimos al diálogo de la madre con el pediatra: “¿Se mantiene ya de pie?” “Sí, cuando la sujetamos”. Ella abre su corazón y manifiesta sus inquietudes: “Me sentía muy insegura cuando nació. Estaba preocupada por verla llorar casi todos los días”. Otra madre, en la misma situación, pregunta intranquila: “¿Lo estoy haciendo bien?”.
La voz en off del padre establece un dulce paralelismo: “Me sentía mal por no poder estar tan presente como debería”. Mientras tanto, le vemos colgando algunos cuadros en el pasillo de la consulta, mientras ella está dentro. Son fotos de ese primer año: imágenes tiernas y familiares, con unos maravillosos pies de foto. Vemos a sus amigos que le ayudan en esta sorpresa a su mujer. Y sigue la voz en off: “Ella siempre pone al bebé en primer lugar… Le estoy muy agradecido por lo que hace”.
Así arranca esta campaña que una marca de pañales japonesa, Pampers, ha ideado para homenajear a las madres en su primer aniversario. Previamente, se ha comunicado en secreto con los maridos y ha preparado todo para que puedan agradecer a su mujer el cariño y la entrega hacia el hijo; un cariño que han visto crecer día a día, una entrega que tanto les ha inspirado y conmovido. Un reconocimiento sublime y hermoso, lleno de dulzura, que lleva a gritar: ¡Feliz primer cumpleaños, también para ti!
En apenas un mes, el anuncio ha sido reproducido en YouTube más de tres millones de veces. Y lo más comentado por los internautas es la paradoja de esas madres inseguras, que saben que no son perfectas, pero que hacen todo con la perfección del amor.
No os perdáis el detalle final de la vela de cumpleaños. Es un cierre altamente emotivo.