Hoy tenemos muy buenas noticias para los apasionados de la vida prehistórica y en particular a los amantes del Pleistoceno, pues se ha descubierto el primer oso cavernario (Ursus spelaeus) congelado. Y como mencioné en los videos de mamíferos congelados, no es que estos organismos estén en un bloque de hielo transparente como en las caricaturas. En realidad, están congelados en el suelo que, al tener gran cantidad de agua, se solidifica en una estructura llamada "permafrost" y acaba formando una paleta de lodo con cadáver sorpresa.
Cadáver de oso cavernario en permafrost. Fotografía: NEFU.
El nuevo ejemplar procede de la Isla Gran Liajovski, que está localizada en el ártico, entre el mar de Láptev y el mar de Siberia Oriental.
Ubicación de la Isla Gran Liajovski (marcada con una temblorosa X).
En un análisis preliminar, los restos parecen proceder del periodo interglacial Karginsky, con lo que tendrían una edad de entre 22,000 y 39,500 años antes del Presente. Esta edad aún estaría por confirmarse con análisis de radiocarbono (clic aquí para saber cómo funciona ese método de fechamiento radiométrico).
Isla Gran Liajovski. Fotografía: Alexander Oboimov.
El cadáver exhumado representa un ejemplar adulto completo. De este, la parte diagnostica es el gran labio inferior característico de los osos.
Ejemplar adulto procedente de la Isla Gran Liajovski. Fotografía: NEFU.
Los restos fueron descubiertos por pastores de caribúes y fueron entregados a investigadores de la North-Eastern Federal University (Universidad Federal del Noreste) o NEFU. Y serán analizados junto con (agárrese de su asiento) un cadáver de cría de oso cavernario que fue descubierta previamente en Yakutia (Siberia continental), de la que su existencia fue revelada apenas recién con esta otra noticia.
Detalle de la cabeza del oso. Fotografía: NEFU
Así que ahora no tenemos sólo uno, sino dos osos, un adulto y una cría. Y dado que aún está pendiente su estudio, su estatus como "osos de las cavernas" puede quedar en entredicho, pues podría tratarse de otra especie. Esto porque el hocico del adulto parece ser demasiado largo y angosto, así como su talla aparenta ser mucho menor de lo esperado. Sólo análisis futuros nos podrán decir si realmente se trata de esta especie o de un oso pardo pleistocénico.
Cría de oso procedente de Yakutia. Fotografía: NEFU
De cualquier forma, estos hallazgos son los primeros que se hacen (y reportan) de úrsidos en permafrost que conservan tejidos blandos, pues antes, se conocía la existencia de esta especie por huesos y dientes más "tradicionales". Así que no queda si no esperar con ansias esos nuevos estudios.