Como adelanté hace unas semanas, al presentar mis objetivos para esta temporada, este año tengo planeado realizar menos competiciones, pero de mayor calibre, por lo cual la preparación que estoy realizando es la más específica y exhaustiva que he seguido hasta la fecha.
La semana previa a la Subida Internacional al Pico Veleta decidí comenzar con la preparación general, y esta semana, tras aplazarlo en dos ocasiones, una por trabajo y otra por motivos de salud, he realizado el primer test de esta preparación, con vistas a las 24 horas en ruta de La Breña Xtreme.
En esta entrada os presentaré de forma general qué tipo de sesiones estoy realizando, os pondré en antecedente con los resúmenes semanales de final de verano y os contaré como ha ido el test.Siguiendo las fórmulas de Jack Daniels con mi mejor marca en 10 k (38:19, reciente), mis ritmos de entrenamiento cuando entreno en llano (uso de guía los tiempos del viejo Jack) son:
-Fácil (mi ritmo de recuperación): 4:46-5:03
-Maratón (mi ritmo de tirada media-larga): 4:12-4:46-Umbral (mi ritmo de tirada a ritmo): 3:58-4:12
-Intervalo (mi ritmo en progresivos): 3:39-3:58
-Repetición (mi ritmo en series): 3:24-3:39
Por otro lado, mis ritmos cuando entreno en montaña o con mucho desnivel, siguiendo el ritmo cardíaco determinado en prueba de esfuerzo (que en llano es prácticamente equivalente a las horquillas de Jack) son:
-Fácil: <141 pulsaciones por minuto
-Maratón: 141-153 pulsaciones por minuto-Umbral: 153-167 pulsaciones por minuto
-Intervalo: 167-184 pulsaciones por minuto
-Repetición: >184 pulsaciones por minuto
De forma orientativa realizo el 30% del kilometraje semanal a ritmo fácil, doblando sesiones en varias jornadas a la semana, al menos un día en semana entreno en cuestas, dos veces en semana realizo una tirada media a ritmo de umbral, una vez por semana una tirada larga a ritmo de maratón y una vez cada quince días realizo una sesión de series en pista.
La semana del 27 de julio al 2 de agosto realicé 73,8 kilómetros en 5 sesiones, a un ritmo medio de 5:56 minutos el kilómetro y afrontando un desnivel positivo de 1.696 metros.
La semana del 3 de agosto al 9 de agosto realicé 145,2 kilómetros en 8 sesiones, a un ritmo medio de 5:41 minutos el kilómetro y afrontando un desnivel positivo de 4.214 metros.La semana del 10 de agosto al 16 de agosto realicé 100,7 kilómetros en 7 sesiones, a un ritmo medio de 4:48 minutos el kilómetro y afrontando un desnivel positivo de 759 metros.
La semana del 17 de agosto al 23 de agosto realicé 99,1 kilómetros en 8 sesiones, a un ritmo medio de 4:46 minutos el kilómetro y afrontando un desnivel positivo de 1.278 metros.La semana del 24 de agosto al 30 de agosto realicé 97,1 kilómetros en 7 sesiones, a un ritmo medio de 5:07 minutos el kilómetro y afrontando un desnivel positivo de 1.050 metros.La semana del 31 de agosto al 6 de septiembre realicé 105,4 kilómetros en 5 sesiones, a un ritmo medio de 4:57 minutos el kilómetro y afrontando un desnivel positivo de 1.199 metros.
La semana del 7 de septiembre al 13 de septiembre
realicé 81,7 kilómetros en 5 sesiones, a un ritmo medio de 5:42 minutos el kilómetro y afrontando un desnivel positivo de 1.566 metros (estando 3 días encamado con gripe).Esta semana, el lunes realicé 2 sesiones a ritmo Fácil, de 14 y 11 kilómetros, recuperando piernas tras la subida al repetidor con mis compañeros del club el pasado domingo, ayer descansé, y hoy tocaba test.
Me levanté temprano, a las 7:30, y a las 8:00 estaba completando el primer kilómetro, ya vestido, calzado y con todo el equipamiento obligatorio y adicional que suelo llevar en pruebas de ultra distancia.
Estaba empecinado en realizar el test no tanto para comprobar mi forma física tras el parón de la semana pasada debido a la gripe, y en la semana previa a esa debido a la imposibilidad de compatibilizar mi horario laboral y familiar con el de entrenamientos, sino para comprobar como reaccionaba mi cabeza ante un entrenamiento de larga distancia.
Mi próxima gran cita es el sábado de dentro de dos semanas, en La Breña, en una prueba de 24 horas en ruta non-stop que consiste en darle vueltas a un circuito de 25 kilómetros (la primera vuelta de 28), atravesando marisma, pinar y zonas arenosas, por lo que diseñé una ruta que emulase esas condiciones para prepararme para la prueba.
Daría 5 vueltas a un circuito en el que la primera vuelta tiene una longitud de aproximadamente 13 kilómetros y 200 metros de desnivel positivo, al igual que la última, y las 3 intermedias una longitud de aproximadamente 11 kilómetros y 150 metros de desnivel positivo, discurriendo casi dos tercios del circuito sobre carriles entre pinos y algo más de un tercio sobre asfalto/cemento.
Realizaría todo el recorrido en autosuficiencia alimenticia e hídrica, simulando las 2 primeras vueltas (y algunos kilómetros extras) al circuito de La Breña.
Durante la primera y segunda vuelta fui muy precavido, ya que tenía los gemelos aun cargados del descenso del repetidor, y mentalmente me costó bastante ponerme a tono pese a que el baile cambiante de las luces y sombras en cada vuelta le daba al circuito un aspecto diferente y ayudaba a que no se hiciese pesado.
A las 10:00 clavadas estaba comenzando la segunda vuelta, avisé a Mayte y cambié de mentalidad; por primera vez desde la primera vuelta comenzaba a realizar parciales más y más rápidos con menos esfuerzos, por lo que pasé de zona cardíaca Fácil a la de Maratón para recortar entre 15 y 30 segundos por kilómetro a todos los parciales, realizando mi mejor vuelta.
A mediados de vuelta me di cuenta de que estaba desgastándome demasiado con dos vueltas aun por delante, por lo que me propuse seguir en la zona de Maratón (cardíaca, mi ritmo no bajaba de 5 el kilómetro salvo en tramos con pendiente a favor), y aguantar el tirón lo mejor posible.
En la cuarta vuelta se me acabó el agua y tuve que modificar ligeramente la ruta en dos ocasiones para aprovisionarme, ya que ahora no tenía sombra en ningún tramo del recorrido y caía un sol de justicia; me encontré con un compañero de La Senda y una muchacha del Club Atletismo Fuengirola y ello me ayudó más a "meterme" en el papel; no fue mi mejor vuelta, pero la cuarta tampoco fue la más lenta.
A las 12:07 avisé a Mayte de que estaba comenzando la última vuelta, en la que físicamente estaba mucho mejor de lo que creía, y mentalmente, para mi sorpresa, a poco que me concentraba me olvidaba de las molestias musculares, sobre todo en gemelos y sóleos (más de 50 kilómetros con huaraches, aunque estés acostumbrado, desgastan... corrí con las Nunche 2).
Sobre las 13:30 llegué a casa, habiendo completado con bastante éxito el test en el plano físico, y de forma sobresaliente, a mi juicio, en el plano psicológico (realicé los últimos 4 kilómetros por debajo de 5 sin forzar demasiado el cuerpo).
En ningún momento paré el crono, como si de la competición en sí se tratase, realizando una parada para ir al baño por vuelta y comiendo y bebiendo en carrera, coincidiendo sobre todo con zonas de subida.
Pese a emular al máximo las condiciones que afrontaré en La Breña, creo que es muy difícil predecir una marca en una prueba en la que influyen tantísimas variables como en el formato de 24 horas, especialmente en ruta, y además, los factores más "peligrosos" de La Breña (la arena, el tramo de La Trampa y el desnivel, más pronunciado) dificultan que los resultados sean extrapolables, pero tengo la certeza de que este año mejoraré con creces el resultado del año pasado.
Mi idea, nuevamente, es pasar el máximo tiempo posible de las 24 horas en movimiento, corriendo siempre que pueda y andando cuesta arriba y en los tramos más arenosos, y tras pasar casi 6 horas en movimiento corriendo hasta en las cuestas arriba, me veo con fuerzas.
Ahora ya solo queda ir reduciendo el volumen y kilometraje, pasando antes por la I Milla Nocturna Solidaria de Fuengirola y la XVIII Subida a Cordobilla este fin de semana.
¡Espero veros en alguna!