Bueno, más tarde de lo que yo había pensado (culpad a los problemas técnicos que me están machacando) podemos ver aquí las primeras imágenes de “Conan”, el remake de la película de 1982 protagonizada por Arnold Scwarzenegger y que supondría, junto con Terminator, el lanzamiento al estrellato. Antes de pasar a verlas y comprobar que efectivamente hay grandes cambios en cuanto a la visión de los Films anteriores, repasemos un poco quién es Conan el Barbaro y cómo ha llegado hasta nuestros días.
Aunque quizá yo no sea el más adecuado para hablar de ello, ya que sólo recuerdo vagamente las películas de los ochenta y cierta serie de animación donde nuestro héroe peleaba contra lagartos antropomóficos. Esta última a los fans más acérrimos del personaje no les hace ninguna gracia, pero para mí resultaba interesante. La verdad es que Conan el Barbaro tiene ya ochenta años.
En la década de 1930, el escritor de novelas pulp Robert E. Howard creó un personaje llamado Conan el Bárbaro en una serie de relatos que aparecerían publicados en la revista “Relatos extraños de misterio y Terror”. A día de hoy, cuesta imaginar que se trabaje con un personaje que es un ladrón, un asesino, un tipo sin escrúpulos y que tiene una curiosa filosofía de vida que se resume en las frases que os dejo más abajo.
“La mayor satisfacción de un guerrero es aniquilar al enemigo, quemar su campos, robar su ganado, violar a sus mujeres y esclavizar a sus hijos.”
Sí, Conan era un tío salao cuyas recompensas en la mayoría de los relatos no era conocimiento o amistad, sino joyas o mujeres. Robert E. Howard creó un arquetipo de la fantasía épica más hormonada, machista y salvaje que se ha convertido en un icono de la fuerza y el sudor masculino, pero sobre todo, en una franquicia que se estiró tras su prematura muerte. Howard se suicidó en 1936, dejando una veintena de relatos publicados. Los derechos de autor pasaron por varias personas y numerosos autores se interesaron por el personaje de Conan y sus costumbres, llegando a sacar colecciones enteras escritas por otras personas que alargaron la vida de un personaje que al principio no pareció tener tanta vida por delante.
En 1982 y 1984 el que está considerado como mejor culturista de todos los tiempos, Arnold Schwarzenegger, dio vida a Conan en dos entregas cinematográficas que son todo lo que una película de principios de los ochenta puede ser. Es muy recordada la banda sonora de Basil Poledouris, aunque también que Conan el Destructor parecía más una exhibición de culturismo que otra cosa.
Con el paso de los años Chuarche encadenó una serie de proyectos que le llevaron a lo más alto, aunque nunca se convirtió en un actor muy bien considerado. Hubo rumores y negociaciones acerca de una tercera entrega que iba a ser titulada “Conan, rey”, pero que se disolvieron cuando Arnold se convirtió en gobernador del Estado de California finalizando así también (de momento) su carrera cinematográfica.
Pero claro, el revival de la década de los ochenta es una jugosa maquinaria de hacer dinero, así que al igual que estamos viendo remakes innecesarios, decidieron darle una nueva oportunidad al guerrero de Cimmeria incluso sin la presencia del Arnold Schwarzenegger. Y aunque fuera buena o mala, su presencia en los anteriores Films es algo que cuesta mucho igualar. De ahí que la llegada de estas, las siguientes fotografías del rodaje, hayan sido recibidas con críticas de lo más variopintas.
Es obvio que un film donde haya sangre, vísceras, sexo sucio y demás no encabezará la lista de las más taquilleras, y que hoy priman los cuerpos de modelos de pasarela más que de culturistas. A mí este chico, Jason Momoa, me recuerda un poco a Taylor Lautner, ya sabéis, el pecholobo depilado que no aparecerá en Luna Nueva Los defensores de Arnold ya se tiran de los pelos, pero los fans de las novelas originales de Howard aseguran que esto se parece más a la visión del mítico (y mitificado) autor. La pregunta es cuál de los “Conan” preferís vosotros.
Yo, por mi parte, ya tengo mi versión favorita.