Primeras impresiones: Tale of the Nine Tailed

Esperaba esta serie con unas ansias tremendas, pues soy una gran seguidora de Lee Dong Wook desde 2008, cuando lo vi en Bittersweet Life (adoraba a su personaje). Contaba los días, las horas y los minutos y… en fin, ha sido otra decepción.

No sé qué me pasa este año, la verdad. No sé si es Corea o soy yo, pero me he llevado grandes decepciones con los dramas. No con todos, porque ha habido algunos que me han gustado bastante, pero los que más esperaba son los que más me han decepcionado a pesar de mi buena predisposición a aceptarlo todo. Supongo que tengo mis límites, como todos.

Jo Bo Ah no es una actriz que me apasione, lo reconozco. No me parece que tenga una gran química con sus compañeros de reparto, a pesar de que hay papeles en los que sí me ha gustado. En este drama en particular no me disgusta, pero tampoco acaba de convencerme. No considero que sea una mala actriz, pero tampoco creo que sea de las que mejor transmite las emociones.

El drama, que han vendido como «melodrama de fantasía urbana» es un quiero y no puedo. Es decir, quiere abarcar muchos géneros, pero no acaba de acertar con ninguno, es como que se queda a medias en todo. A medias en la trama, a medias en los personajes, a medias en las actuaciones… todo a medias.

Voy a obviar el hecho de que intentan venderme el romance entre un zorro (por muy ser mitológico que sea, mucha forma humana que tenga y mucho dios que haya sido) y una humana. Voy a ignorar el hecho de que las actuaciones no están a la altura y que el guion es tan flojo como mi última novela. Voy a ignorar todo esto, pero no puedo obviar el hecho de que de nuevo han presentado al amor de la vida de un zorro de nueve colas con miles de años como una niña. Y no solo en una vida, sino en las dos. Su primer encuentro con ellas es cuando son niñas. Tienen nueve años. A una de ellas la ve crecer y a otra la ha acechado desde la distancia. Con intención de cuidarla, sí, pero la ha acechado.

Vamos a ver, ¿de verdad tienen que vendernos esto como amor? ¿En qué cabeza enferma cabe que alguien se enamore de una niña a la que ha visto crecer? Vale, se enamora de ella cuando es adulta, pero sigue dando el mismo yuyu. A ver, que podían habernos vendido esto como amor fraternal y daría menos repelús. Un zorro de nueve colas que se encuentra con una niña con la que desarrolla una relación de amistad debido a la soledad de la cría, que además es una princesa. Vale, podría pasar. Pero un romance… en fin.

Es que de verdad, ¿qué necesidad hay de presentarlas como niñas? En Goblin hicieron lo mismo. Ella tenía diecinueve años y él era un hombre talludito de la era Goryeo. Ya está bien, en serio. Ya está bien. Y que esto lo haya escrito una mujer es todavía peor.

Quizá yo tenga el concepto del romance un poco atrofiado, pero esto me parece enfermizo.

Bien, corramos un tupido velo.

Tenemos a un zorro de nueve colas que es un dios caído en desgracia por su romance con una humana. Tenemos a la humana reencarnada que está siendo perseguida por otros seres mitológicos. Tenemos al hermano del zorro de nueve colas que se comporta como un adolescente malcriado porque siente que su hermano lo ha traicionado por una humana y por eso desata un gran mal sobre la tierra. La venganza, desde luego, es épica.

Intentan vendernos un bromance aquí, pero no lo hay. Intentan vendernos algo de comedia, pero no llegan. Y por momentos no me puedo creer que este Lee Dong Wook sea el mismo de Strangers from Hell. No lo noto muy fino, no…

Pero tampoco a Kim Bum, la verdad. En realidad, a ningún actor. Creo que todos ellos pueden hacerlo mejor, pero es como que no acaban de creerse a sus propios personajes. Los he visto mucho mejor en otras ocasiones y me han gustado mucho más.

Como ya dije antes, todo en esta serie es un «quiero y no puedo». Espero que mejore, aunque he llegado al capítulo seis y no veo yo muchas trazas de que lo vaya a hacer.