Si estás comenzando el noble arte de la Herboristería sea cual sea tu Oficio (mi Noble Oficio es la Brujería del Cerco) bien sabrás que existe una enorme lista de plantas a cultivar, pero... conoce primero. Ten claro en primer lugar qué te rodea y qué no: se comienza siempre desde lo más bajo, lo más pequeño y humilde y sencillo, pero no por ello menos importante. No te lances a la búsqueda infructuosa de las semillas o hierbas y plantas más complicadas y desconocidas, de las cuales sólo han llegado hasta ti los nombres: Estramonio, Belladona, Mandrágora, Datura... confía en mí. Piensa un poco antes. Empieza alejándote de lo más tentador y da espacio y oportunidad a aquello que es puro y simple, llano, pero que cumple también su necesaria función en la Naturaleza. Empieza con pequeñas semillas, pocas, pues al principio no se trata de plantar para que crezcan sino de cultivar tu EMOCIÓN. Pequeñas variedades, pequeñas cantidades. Conoce tus límites para conocer qué plantas irán llegando hasta ti. Muévete en tu propio camino a pequeños pasos para poder luego avanzar con pasos más grandes, más inmensos... aunque el espacio siga siendo reducido. Si lo haces de este modo, enfocarás tu intención de la manera adecuada y correcta.
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Primero, conocer. Después, conocer. Y más tarde, conocer también..
Publicado el 18 julio 2018 por ¢la Mujer Del Bosque @MujerBosqueSi estás comenzando el noble arte de la Herboristería sea cual sea tu Oficio (mi Noble Oficio es la Brujería del Cerco) bien sabrás que existe una enorme lista de plantas a cultivar, pero... conoce primero. Ten claro en primer lugar qué te rodea y qué no: se comienza siempre desde lo más bajo, lo más pequeño y humilde y sencillo, pero no por ello menos importante. No te lances a la búsqueda infructuosa de las semillas o hierbas y plantas más complicadas y desconocidas, de las cuales sólo han llegado hasta ti los nombres: Estramonio, Belladona, Mandrágora, Datura... confía en mí. Piensa un poco antes. Empieza alejándote de lo más tentador y da espacio y oportunidad a aquello que es puro y simple, llano, pero que cumple también su necesaria función en la Naturaleza. Empieza con pequeñas semillas, pocas, pues al principio no se trata de plantar para que crezcan sino de cultivar tu EMOCIÓN. Pequeñas variedades, pequeñas cantidades. Conoce tus límites para conocer qué plantas irán llegando hasta ti. Muévete en tu propio camino a pequeños pasos para poder luego avanzar con pasos más grandes, más inmensos... aunque el espacio siga siendo reducido. Si lo haces de este modo, enfocarás tu intención de la manera adecuada y correcta.