La política no puede negar la verdad de la ciencia. Hay que parar el cambio climático
Estas son las palabras de Angela Merkel en la presentación de un acuerdo por en el que en los próximos 4 años en Alemania se destinarán unos 54.000 millones de euros para acelerar la transición hacia la economía verde.
Iniciados los trabajos previos de este proyecto en primavera de este año y, tras duras negociaciones entre los partidos que integran la coalición del gobierno alemán, Merkel acaba de presentar una serie de medidas que van a venir muy bien tanto a la tan necesaria transición ecológica como para reactivar una economía al borde de la recesión. Y todo ello, parece, sin recurrir a endeudamiento adicional.
Demandado como una especia de Plan Marshall por distintos sectores de la sociedad y de la economía, tiene como principales objetivos los asumidos por Alemania en el Acuerdo de París, pasando de las intenciones a la acción.
Recordemos que son 7 las áreas de actuación: deforestación, derroche de energía, transporte contaminante, industria y emisiones, generación de residuos, sistema alimentario no sostenible y edificaciones poco eficientes.
Repasando los 22 folios conocidos, el proyecto de Merkel está en línea con estos puntos prioritarios
Si nos fijamos en el sector energético, pieza clave en todo el entramado, éste deberá reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 61% en 2030 respecto de los niveles de 1990, año que se toma de referencia por la comunidad internacional.
Con respecto al otros sectores, la vivienda un 66%, el transporte publico y privado un 40%, la industria el 50% y la agricultura el 33%. En conjunto, las emisiones deberán reducirse un 55% respecto a 1990.
Teniendo en cuenta que Alemania es el sexto país del mundo que más CO2 emite, la misión no será fácil. La tasa de emisión per cápita de CO2 en Alemania es de 8,9 millones de toneladas, muy por encima del Reino Unido (5,7) o Francia (4,4).
Además, Alemania viene de incumplir los compromisos de reducción en 2010 y tampoco lo hará en relación a los Objetivos 20/20/20 para 2020.
Otro aspecto importante, y después de indicar que no supondrá un endeudamiento adicional, es que el plan prevé una batería de impuestos entre los que destacan los que se aplicarán a los combustibles fósiles y que afectarán directamente a los hogares, generadores de un tercio de todas las emisiones.
En 2026 el combustible para calefacciones quedará prohibido, por lo que se establecerán ayudas públicas a la compra de nuevos sistemas de calefacción respetuosos con el medio ambiente.
Las empresas, por su parte, se enfrenan a una reconversión tecnológica llena de oportunidades pero no exenta de nubarrones. Este es el caso del sector de la automoción alemán, uno de los más fuertes del mundo, y que tiene que apostar de manera decidida por su electrificación y por la conducción autónoma, campos en los que claramente se han quedado atrás.
Los incentivos a la compra de coches eléctricos puestos en marcha recientemente deberán reanimar el sector, que ha sufrido en el último trimestre una contracción del 12%.
La mejoras del transporte urbano y en la muy necesitada red federal de ferrocarriles, permitirán, fuera de presupuestos, inversiones en infraestructura pública. Sólo en la mejora del ferrocarril se invertirán 11.000 millones de euros y para incentivar a los usuarios de vuelos cortos, los precios de los billetes de larga distancia se abaratarán un 10%.
Intentando no cargar (en exceso) a la ciudadanía con impuestos se han evaluado y descartado distintas posibilidades, optándose por mecanismos alrededor del precio por la emisión de CO2.
Finalmente parece que será una mezcla de impuestos ligados al consumo de diésel, gasolina o gas, y de intervenciones en el mercado de certificados.
El precio de la tonelada de CO2 (gasolina, diésel, gas y combustible para calefacciones) será de 10 euros para empezar y se irá incrementando a los 35 euros hasta 2025. A partir de entonces, lo fijará el mercado. Según los expertos, 35 euros por tonelada de CO2 supondrá en las gasolineras una subida de diez céntimos el litro de diésel.
No obstante, aunque sin duda es un paso importante para esta potencia económica, no faltan las voces críticas, encabezadas por las organizaciones ecologistas, que dudan de que se pueda logar el objetivo de reducción de emisiones con las 70 medidas expuestas, argumentando que no resuelve tampoco las actuales deficiencias del programa de energías renovables y no reduce los incentivos a los combustibles fósiles.
Buena parte de la prensa alemana tampoco se dejó impresionar por el paquete climático, que consideró insuficiente para alcanzar los objetivos marcados.
Con las calles tomadas por el movimiento de jóvenes por el clima, creemos que es un buen momento para lanzar planes, como acaba de hacer Alemania, que supongan un punto de inflexión en la acción contra la crisis climática que ya se está haciendo patente y que vamos a sufrir intensamente en las próximas décadas.
Y tu, ¿apuestas porque tu país tome iniciativas de este tipo?
El artículo Primeros movimientos a favor del clima: Alemania da el primer paso se publicó primero en ecointeligencia - cambia a un estilo de vida sostenible!.