- No existe tal cosa llamada "universos paralelos" - le contesté con toda seguridad a la chica de aspecto albinoide.
- No he dicho que exista una especie de universo paralelo al tuyo, lo que dije es que con este prisma se pueden visualizar los universos paralelos de una historia escrita-replico ella con tono calmo, actitud fría y serena, sin ocultar para nada su acento de espía soviético.
- Pues no es claro para mí, aún no capto porque el dichoso prisma es una pieza interesante para mi colección.
- Es más fácil si te hago una demostración, en "vivo y en directo".
- ¿Cómo va eso?
- Es muy sencillo, basta con que me des un texto escrito de cualquier personaje de tus cuentos y relatos.
Le pasé uno al azar, en el que por casualidad estaba Bellana, la muñeca sospechosa de cometer varios crímenes. La Ucraniana puso encima del texto un prisma bastante grande, de unos 20 centímetros de largo y al menos 5 o 7 de ancho, no pude precisarlo muy bien, porque quede prácticamente embelesado con lo que estaba viendo: En una cara del prisma al frente mío, se veía nítidamente a Bellana, completamente despedazada y abandonada.
- Efectivamente, así es como imagino a Bellana una vez que cometió los crímenes, solo que aún no he escrito esa parte - dije con aire de asombro y credulidad.
- Y ponte atento porque no has visto nada, si giramos el prisma y lo ponemos sobre otra de sus caras veras la misma Bellana, pero en otro universo - dijo la misteriosa mujer mientras daba el fatídico giro al artefacto y lo depositaba cuidadosamente sobre el papel.
Pude ver esta vez una Bellana diferente, sobre esa nueva cara del prisma, aparecía como una hermosa mujer de carne y hueso, vestida con trajes aristocráticos, en un ambiente claramente muy SciFi.
- Y puedes seguir explorando otros universos cada vez que hay un giro sobre otra cara del prisma.
- ¿Qué tecnología es esta, funciona con una AI?
- Estimado mío, el prisma no es un objeto electrónico, es más, no requiere ningún tipo de corriente eléctrica para funcionar.
- ¿Cuánto quieres por el cacharro? -lance mi pregunta con cierto aire despectivo.
- La misma suma de siempre.
Me quede mirándola directo a los ojos y escupí mi clásica frase para esos casos:
- Un momento le pasamos un contador Geiger - y sin que ella pudiera hacer algo yo había sacado mi Geiger portátil (comprado en Amazon) y este comenzó a pitar y dar la alarma: 0.75 Grays indicaba en la pantalla. Que es equivalente a recibir 18.000 radiografías del tórax en un solo segundo.
Le mostré la lectura del aparato, acompañando la acción de un silbido y le dije rápidamente - esto parece que viene de Chernovyl, ¿no? ... te pago la mitad.
- ¡Hecho, tovarisch! ... El Talismán Romanov ahora te pertenecé.