En el mundo físico, los límites de lo privado están más o menos claros. Una puerta pone frontera entre lo público, la calle, y lo privado, el hogar. En internet los límites no están tan claros y los usuarios no siempre saben dónde están y hasta donde pueden llegar sus documentos.
Hace unas horas saltó a los medios una polémica situación ocurrida en la universidad de Deusto, centro educativo perteneciente a la Compañía de Jesús. Una serie de fotografías, con tinte erótico, de varías de sus alumnas, aparecieron en diversos espacios de la red y de aquí, por si alguien no se había enterado, saltaron a las cadenas de televisión nacionales. No está claro si las fotos son reales, pues es posible que se trate de un montaje, pero el tema se ha magnificado y sobre dimensionado, tal vez por culpa de la falta de rigor de los periodistas que convierten un hashtag en noticia. Un noticia que ha crecido como una bola de nieve, implicando a medida que han pasado las horas a instituciones como la propia universidad, el defensor del pueblo vasco o el departamento vasco de interior.
No obstante, por si hubiera algo de verdad en esta noticia, podríamos destacar dos puntos importantes. Por un lado la ingenuidad de los usuarios (y aquí podemos recordar el asunto de la concejala de Yebenes) que no dudan en compartir en la red documentos que en un momento dado podrían ser comprometedores. Ingenuidad a veces perdonable, si se tratará de colectivos con poca formación o menos experiencia de vida, pero que resulta sospechosa o, al menos preocupante, cuando se trata de personas que estudian en una prestigiosa universidad. Y por otro lado, cabe destacar el uso de la rumorología de los medios sociales por parte de los medios de comunicación, que utilizan cualquier aspecto polémico encontrado en la red sin contrastar su veracidad antes de hacerlo noticia. Ambos puntos son, cuando menos, motivos de reflexión seria.
alfonsovazquez.comciberantropólogo